No
es la canción de este verano (espero), no es el de jugones, no es ninguno de
los miles de establecimientos que se distribuyen por nuestras costas como si de
nuestra principal industria se tratara, (que lo son), no…
El
chiringuito del que hablo es otro.
Es,
como los instalados en las playas, un negocio de temporada, que frecuentemente
cambia de manos y del que en muchas ocasiones salimos quejándonos del mal
servicio que nos han prestado, o de la baja calidad del producto que nos han
servido.
Es
un chiringuito gigante, que aun con su desmesurado tamaño no se ve con
facilidad, que intenta permanecer oculto a la mirada de las personas que Rajoy
llama “normales”.
Quiero
entender que cuando habla de “normales” habla del ciudadano en términos
generales, sin distinciones por edad, raza, sexo, orientación sexual o religiosa,
quiero entender que habla de TODOS, porque si no es así, parece que distingue
entre “normales”, los que de alguna forma eligen a su partido para gobernarnos
y “anormales” a los que optan por algún otro partido más o menos alejado de sus
ideologías “liberales”, que distingue como normales a los que defienden la
españolidad de catalanes y vascos, por ejemplo y a los que defienden una
posible independencia de sus territorios como anormales, que distingue como
normales a los que tienen dinero en suiza y como anormales a los que no tienen
ya ni tan siquiera una miserable ayuda en el calvario que les supone su largo
periodo de paro. Quiero entender que utiliza la palabra “normal” de forma
correcta…
Volviendo
al chiringuito, me refiero al que tienen montado sus señorías, a nivel de
estado y a nivel autonómico, a nivel municipal en muchos casos, en las
diputaciones y en otros muchos puestos de la administración pública.
Me
refiero al chiringuito de corrupción y robo descarado que tiene la “casta”,
entendiendo por casta ese grupo social bien diferenciado que no se mezcla con
otros por motivos raciales, religiosos o de otro tipo, como los económicos, que
estos, por más que les ofenda, pertenecen a esa casta…
Me
refiero al que permite amnistías fiscales regularizando dinero negro tributando
un 3% en el peor de los casos, al que distribuye tarjetas también negras entre
unos cuantos privilegiados, el que permite puertas giratorias, el que abandera el
sucio desvió de fondos públicos a cuentas en suiza o Andorra, el que masacra a
impuestos a las personas “normales”, el que desahucia, el que privatiza, el que
gasta en lo social lo justo para reprender la protesta, el que aprueba leyes
mordazas, el que retoca la ley del aborto no por una convicción seria de su
maldad, sino para ganarse unos cuantos votos, el que diseña planes de estudio
que favorecen a los ricos, el que desampara al que viene buscando asilo, el que
reconoce con la boca chica la igualdad social de gays, lesbianas, transexuales
y bisexuales pero le niega la maternidad o paternidad asistida, el chiringuito
de politicastros con nombre y apellidos que desmontan el estado del bienestar
para garantizarse el suyo propio.
Un
ejemplo de absoluta actualidad es Rodrigo Rato, Barcenas o los implicados en
los eres de Andalucía, chivos expiatorios (el tiempo nos lo refrendará) de un
delito generalizado de la casta que dicen que es fiscal, pero que yo definiría
de lesa humanidad. No es delito solo el dinero que se ha llevado impunemente, su
ocultación al fisco, su enriquecimiento ilícito, sino que es dinero de todos y
cada uno de nosotros, y se lo llevan con descaro sabiéndose dueños de la situación,
echando balones fuera cuando los jueces preguntan, amparados en escudos legales
que ellos mismos han articulado para su protección, dejando, a base de recursos
y trucos legales que los casos prescriban, se vayan cayendo de las manos de los
jueces o cambiando los jueces cuando eso les favorece…
Es
el sistema lo que esta corrompido, desde las más altas instancias (se habla del
capital en suiza de nuestro rey emérito) hasta algunos funcionarios de base
que, bien pagados cumplen con la voz de su amo.
En
España, por poner un ejemplo, uno de cada cuatro españoles esta en riesgo de exclusión
social, sin ningún ingreso, probablemente han perdido su casa y no tiene
esperanza de encontrar trabajo, tenemos y mantenemos un paro juvenil rayano en
el 55%, algo más de 1,8 millones de hogares tienen a todos sus miembros en paro
y de ellos 700.000 no tienen ningún tipo de ingreso, los desempleados mayores
no tienen ya ninguna oportunidad en el escaso mercado laboral, (datos oficiales
de instituto nacional de estadística) mientras, un alcalde de cualquiera de
nuestras ciudades cobra salario de alto ejecutivo de farmacéutica.
En
Málaga, por seguir con un ejemplo cercano, el Sr. Alcalde cobra un salario de mas
de 60.000.-€ al que le añade un complemento por ser senador de unos 25.000.-€ y
6.000.-€ por cada consejo de administración de las empresas municipales o
participadas que preside y a los que no asiste, lo que le da al final el bonito resultado de
mas de 160.000.-€ anuales. Además, como senador tiene una “tarjeta taxi” de
3.000.-€ para usar en Madrid,
y percibe por sus frecuentes viajes dentro de España una diete de 120.-€
diarios y de 150 si sale del país (datos extraídos de la pagina oficial del Excelentísimo Ayuntamiento de Málaga www.malaga.eu )
Por
otra parte, como buen gestor necesita asesoramiento, y gente de confianza a su
alrededor, para lo cual dispone entre asesores y cargos de confianza de 100
personas que superan de media los 10.000.- € brutos mensuales, es decir
1.200.000.000.- de euros anuales. (datos del 2010 http://bit.ly/1CUwkW3 )
Desde
luego, si comparamos las prebendas de este señor, que además cuenta con el
privilegio del aforamiento, al de alguno de los ciudadanos que necesitan acudir
a diario a los comedores sociales para paliar la mínima pero necesaria
necesidad de comer, no pueden decir que no son casta.
Y
de casta le viene al galgo.
Son
los herederos del franquismo ocultos bajo la ficticia capa de invisibilidad que
les proporciona la democracia, modernos bandoleros que roban al pobre para dárselo
al rico, los mismos, vestidos de auténticos demócratas, pero solo es un mal
disfraz. Necesariamente hay que expulsarlos y regenerar los gobiernos, desde
los municipales hasta el de la nación, sin dar más a cambio, que ya hemos dado
bastante… ¿o no?...
Se
pasean entre nosotros con el eslogan algo cambiado que ya puso de moda Aznar de
“España va bien”, mientras lo que va bien es su vida, que no la nuestra.
La
recuperación de la que tanto nos hablan la andan cimentando en esa volátil industria
del turismo, que ciertamente ahora da unas bonitas cifras, pero igual que pasó
con la burbuja inmobiliaria, esta burbuja de chiringuitos también puede
estallar. Cuando la situación en los países del norte de África, esos que están
tan lejos, pero tan cerca geográficamente cambie hacia un momento de
estabilidad, esos turistas que ahora se ven abocados al sol de nuestra península
fácilmente cambiaran de destino y entonces… ¡PLUF! Se acabo. También andan
diciendo que el ladrillo empieza a resucitar, cuando hay miles de pisos vacíos
en manos de fondos buitres y bancos malos, levantando esperanzas de recuperación
a aquellos jóvenes que tentados por el dinero fácil estuvieron ya dentro de la
ultima gran burbuja.
Hay
que demolerlo y construir de nuevo todo… Cuenta nueva, pero sin borrón, que
paguen el daño y devuelvan lo robado…
Enorme
chiringuito el que se tienen montado…
Jose
Ramiro, bloguero