viernes, 17 de abril de 2015

El chiringuito



No es la canción de este verano (espero), no es el de jugones, no es ninguno de los miles de establecimientos que se distribuyen por nuestras costas como si de nuestra principal industria se tratara, (que lo son), no…

El chiringuito del que hablo es otro.

Es, como los instalados en las playas, un negocio de temporada, que frecuentemente cambia de manos y del que en muchas ocasiones salimos quejándonos del mal servicio que nos han prestado, o de la baja calidad del producto que nos han servido.

Es un chiringuito gigante, que aun con su desmesurado tamaño no se ve con facilidad, que intenta permanecer oculto a la mirada de las personas que Rajoy llama “normales”.

Quiero entender que cuando habla de “normales” habla del ciudadano en términos generales, sin distinciones por edad, raza, sexo, orientación sexual o religiosa, quiero entender que habla de TODOS, porque si no es así, parece que distingue entre “normales”, los que de alguna forma eligen a su partido para gobernarnos y “anormales” a los que optan por algún otro partido más o menos alejado de sus ideologías “liberales”, que distingue como normales a los que defienden la españolidad de catalanes y vascos, por ejemplo y a los que defienden una posible independencia de sus territorios como anormales, que distingue como normales a los que tienen dinero en suiza y como anormales a los que no tienen ya ni tan siquiera una miserable ayuda en el calvario que les supone su largo periodo de paro. Quiero entender que utiliza la palabra “normal” de forma correcta…

Volviendo al chiringuito, me refiero al que tienen montado sus señorías, a nivel de estado y a nivel autonómico, a nivel municipal en muchos casos, en las diputaciones y en otros muchos puestos de la administración pública.

Me refiero al chiringuito de corrupción y robo descarado que tiene la “casta”, entendiendo por casta ese grupo social bien diferenciado que no se mezcla con otros por motivos raciales, religiosos o de otro tipo, como los económicos, que estos, por más que les ofenda, pertenecen a esa casta…

Me refiero al que permite amnistías fiscales regularizando dinero negro tributando un 3% en el peor de los casos, al que distribuye tarjetas también negras entre unos cuantos privilegiados, el que permite puertas giratorias, el que abandera el sucio desvió de fondos públicos a cuentas en suiza o Andorra, el que masacra a impuestos a las personas “normales”, el que desahucia, el que privatiza, el que gasta en lo social lo justo para reprender la protesta, el que aprueba leyes mordazas, el que retoca la ley del aborto no por una convicción seria de su maldad, sino para ganarse unos cuantos votos, el que diseña planes de estudio que favorecen a los ricos, el que desampara al que viene buscando asilo, el que reconoce con la boca chica la igualdad social de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales pero le niega la maternidad o paternidad asistida, el chiringuito de politicastros con nombre y apellidos que desmontan el estado del bienestar para garantizarse el suyo propio.

Un ejemplo de absoluta actualidad es Rodrigo Rato, Barcenas o los implicados en los eres de Andalucía, chivos expiatorios (el tiempo nos lo refrendará) de un delito generalizado de la casta que dicen que es fiscal, pero que yo definiría de lesa humanidad. No es delito solo el dinero que se ha llevado impunemente, su ocultación al fisco, su enriquecimiento ilícito, sino que es dinero de todos y cada uno de nosotros, y se lo llevan con descaro sabiéndose dueños de la situación, echando balones fuera cuando los jueces preguntan, amparados en escudos legales que ellos mismos han articulado para su protección, dejando, a base de recursos y trucos legales que los casos prescriban, se vayan cayendo de las manos de los jueces o cambiando los jueces cuando eso les favorece…

Es el sistema lo que esta corrompido, desde las más altas instancias (se habla del capital en suiza de nuestro rey emérito) hasta algunos funcionarios de base que, bien pagados cumplen con la voz de su amo.

En España, por poner un ejemplo, uno de cada cuatro españoles esta en riesgo de exclusión social, sin ningún ingreso, probablemente han perdido su casa y no tiene esperanza de encontrar trabajo, tenemos y mantenemos un paro juvenil rayano en el 55%, algo más de 1,8 millones de hogares tienen a todos sus miembros en paro y de ellos 700.000 no tienen ningún tipo de ingreso, los desempleados mayores no tienen ya ninguna oportunidad en el escaso mercado laboral, (datos oficiales de instituto nacional de estadística) mientras, un alcalde de cualquiera de nuestras ciudades cobra salario de alto ejecutivo de farmacéutica.

En Málaga, por seguir con un ejemplo cercano, el Sr. Alcalde cobra un salario de mas de 60.000.-€ al que le añade un complemento por ser senador de unos 25.000.-€ y 6.000.-€ por cada consejo de administración de las empresas municipales o participadas que preside y a los que no asiste,  lo que le da al final el bonito resultado de mas de 160.000.-€ anuales. Además, como senador tiene una “tarjeta taxi” de 3.000.-€ para usar en Madrid, y percibe por sus frecuentes viajes dentro de España una diete de 120.-€ diarios y de 150 si sale del país (datos extraídos de la pagina oficial  del Excelentísimo Ayuntamiento de Málaga www.malaga.eu )


Por otra parte, como buen gestor necesita asesoramiento, y gente de confianza a su alrededor, para lo cual dispone entre asesores y cargos de confianza de 100 personas que superan de media los 10.000.- € brutos mensuales, es decir 1.200.000.000.- de euros anuales. (datos del 2010 http://bit.ly/1CUwkW3 )

Desde luego, si comparamos las prebendas de este señor, que además cuenta con el privilegio del aforamiento, al de alguno de los ciudadanos que necesitan acudir a diario a los comedores sociales para paliar la mínima pero necesaria necesidad de comer, no pueden decir que no son casta.

Y de casta le viene al galgo.

Son los herederos del franquismo ocultos bajo la ficticia capa de invisibilidad que les proporciona la democracia, modernos bandoleros que roban al pobre para dárselo al rico, los mismos, vestidos de auténticos demócratas, pero solo es un mal disfraz. Necesariamente hay que expulsarlos y regenerar los gobiernos, desde los municipales hasta el de la nación, sin dar más a cambio, que ya hemos dado bastante… ¿o no?...

Se pasean entre nosotros con el eslogan algo cambiado que ya puso de moda Aznar de “España va bien”, mientras lo que va bien es su vida, que no la nuestra.

La recuperación de la que tanto nos hablan la andan cimentando en esa volátil industria del turismo, que ciertamente ahora da unas bonitas cifras, pero igual que pasó con la burbuja inmobiliaria, esta burbuja de chiringuitos también puede estallar. Cuando la situación en los países del norte de África, esos que están tan lejos, pero tan cerca geográficamente cambie hacia un momento de estabilidad, esos turistas que ahora se ven abocados al sol de nuestra península fácilmente cambiaran de destino y entonces… ¡PLUF! Se acabo. También andan diciendo que el ladrillo empieza a resucitar, cuando hay miles de pisos vacíos en manos de fondos buitres y bancos malos, levantando esperanzas de recuperación a aquellos jóvenes que tentados por el dinero fácil estuvieron ya dentro de la ultima gran burbuja.

Hay que demolerlo y construir de nuevo todo… Cuenta nueva, pero sin borrón, que paguen el daño y devuelvan lo robado…

Enorme chiringuito el que se tienen montado…

Jose Ramiro, bloguero