domingo, 8 de febrero de 2015

Oración de un ateo



Antes de empezar a escribirte esta misiva, no quiero que se interprete como un ataque hacia ti ni hacia los creyentes, sean del credo y signo que sean. No es mi intención abrir debate sobre las creencias de cada uno, sino mas bien de las mías propias. Si a alguien ofenden las siguientes líneas, pido perdón de antemano. Mi reino, en el que vivo, si es de este mundo, y no conozco paraísos y si los infiernos. Y me asaltan tantas dudas, que mi razón se vuelve a veces contra mi corazón. Esto no es una tesis universitaria, y el simplicísimo de estas líneas solo son reflejo desordenado de las mil ideas que pululan por mi mente.

Por unos momentos, voy a abandonar mi ateismo convencido e intentare pasar por agnóstico, que no lo soy.

Me vas a permitir que te tutee, dentro del respeto que sin duda te mereces, ya que dicen que estamos hechos a tu imagen y semejanza, y se sabe que entre iguales se puede hablar de tu a tu.

Las religiones monoteístas, como la cristiana, la judaica, la islámica u otras que me pillan más lejos dicen que solo hay un Dios, y que es el mismo que el de todos, aunque te llamen Dios, Alá, Jehová o con algunos de tus innombrables nombres,  pero hay cosas que no me cuadran.

Mientras a unos les prometes en el futuro (siempre que se cumplan ciertas condiciones y previa purga de culpas) subir al cielo y sentarse a la derecha del padre, que de repente no sé porque no a la izquierda, a otros les prometes un futuro en un paraíso rodeado de placeres que por otra parte parecen carnales y no del espíritu, del alma.

Si eres el mismo Dios, ¿por que nos discriminas en función del credo? A priori parece bastante injusto.

A unos los castigas si cometen algún crimen y a otros los premias con placeres y excesos, a unos les exiges que pongan la otra mejilla y a otros les permites que repitan el guantazo.

Si de verdad eres uno y además estas en todas partes, sin duda será un detalle que no se te habrá escapado.

Y no te justifiques con el libre albedrío, que está bien para permitir que yo escriba estas líneas pero que para tu absoluto poder debe ser poca cosa como para no poder controlar determinados excesos.

Por otra parte, tus representantes en la tierra, sean de uno u otro bando, están como anticuados, como que les hace falta sangre nueva. Supongo que en un reinado tan antiguo como el universo, ese que dicen que creaste en unos pocos días, es normal que los directivos se apoltronen y se vicien, se corrompan (en reinados infinitamente más cortos, aquí en la tierra, los dirigentes electos rápidamente se apoltronan y se corrompen) y que poco a poco tus enseñanzas se vayan desvirtuando, pero ya es hora de que le pongas freno.

No puede ser que los que hablan de poner la otra mejilla participen del lucrativo negocio de las armas, y que el Banco Vaticano (o IOR, como se le conoce oficialmente. Véase bit.ly/1zprhhY ) sea, seguramente a través de un grupo de inversión donde se diluye la procedencia de los dineros, el segundo accionista más importante de la famosa fábrica de armamento Pietro Beretta Ltda.

Impiden, o al menos así lo piden, el uso de los preservativos, dejando nacer en muchos caos a quien pronto va a morir, a hijos no deseados que nunca serán queridos, permitiendo así mismo que las modernas “plagas” se difundan por contagio sexual (en los últimos dos años se han duplicado las infecciones de sífilis y gonorrea en España. Véase bit.ly/1DPgcXb ) Ya entiendo que es un mecanismo poco prolífico, y que no ayuda mucho a lo de creced y multiplicaos, pero es un buen profiláctico cuando de evitar contagios se trata.

Algunos de tus obispos declaran desde los pulpitos que el abuso a menores en parte está justificado, ya que son estos, los menores los que provocan e incitan el abuso, otros, hablan de la homosexualidad como si de una enfermedad se tratara y otros, incluso el máximo representante de uno de tus credos se pregunta que “quien es el para juzgarlos” pero lo dice desde la compasión, no desde la comprensión. En algunos otros credos simplemente se les asesina, se les lapida y se les discrimina por su simple condición de ser distintos. Promueven alta literatura como “Cásate y se sumisa” compendio de consejos de cómo la mujer es solo algo para el regodeo del hombre. Parte de tu curia esconde la homosexualidad reprimiéndola como si de un pecado se tratara y terminan abusando de menores que acuden a los colegios y a las catequesis, y es publico que la castidad que se les supone se rompe repetidas veces.

Algo falla. Si lo que se defiende son tus postulados, ya tardan en sacar el capital de esas rentables empresas, ya tardan en dejar de decir majaderías sin sentido, y de propiciar que otros las digan, ya basta de abandonar tu rebaño, ya basta de hablar de cielos e infiernos y pisar suelo, hablar del mundo en el que vivimos, mucho más real, palpable.

Por otra parte, otros de tus hijos siguen cortando manos y dando latigazos, denigrando a las mujeres y escondiéndolas a la visión humana, castrándolas sexualmente y castigándolas aun cuando son violadas por los hombres, lapidando personas, cortando cabezas y llamando a guerras santas (¿Hay guerras santas?). Eso me parece que con los modernos medios de que, seguramente por tu intermediación divina, esta dotada la sociedad actual, es, diría yo que hasta denigrante para tus hijas e hijos de esos credos, donde las mujeres siguen siendo siervas de los hombres en sociedades controladas  por “el macho” y donde solo son gente de segunda, donde los hombres y mujeres de esos rebaños desean inmolarse en tu nombre para mayor gloria de ti mismo.¿Que les pasa a los de esos credos en la cabeza?. Seguramente un simple gesto tuyo bastaría para salvarlos, y de paso salvar miles de vidas que se están llevando por delante

No haces ya nada como hacías antiguamente. Mueren millones de personas agotadas por la malnutrición y la enfermedad, y no hay nadie que multiplique panes y peces y tampoco llueve maná del cielo. Por el contrario, tus súbditos mas descarados acumulan riquezas y mercadean con la vida humana sin que baje tu hijo (o suba, que no tengo muy clara la ubicación del cielo) a dar unos latigazos a esos comerciantes. Ya no resucitas gentes que mueren por la injusticia de tus creyentes y rara vez nos contáis alguna curación milagrosa (curación que se deba de verdad a una intermediación divina, no a una de las múltiples casualidades que existen en medicina). Esta bien que no te quieras dejar ver, pero mándales aunque sea un e-mail explicándoles que eso que hacen es una barbaridad…

Creer en los milagros es un acto de fe, es decir, de irracionalidad y requiere del convencimiento anterior de tu existencia, de que eso que no se puede probar es cierto.

En realidad, tengo la sensación de que ese universo que tan rápidamente creaste se ha hecho demasiado grande para controlarlo y pasas de él, o bien que te has mudado a otro universo, evidentemente también creado por ti, o bien que definitivamente has firmado un pacto con el diablo (que por cierto, siendo como era solo un ángel caído, no entiendo por que lo investiste de tanto poder, por que lo endiosaste, no entiendo por que le entregaste el reino del mal cuando siendo como eres tan poderoso podrías haberlo descartado). Su existencia en cualquier caso solo pone en duda la tuya propia, ya que el mal, en esa infinita guerra contra el bien parece ir ganando la batalla, y eso te quita el halo de todopoderoso.

Tan poco entiendo lo del pecado original. Está bien lo de te ganarás el pan con el sudor de tu frente y eso, pero con la cantidad de tiempo que ha pasado, en magnánimo gesto, podrías ya perdonarnos. No nos merecemos las guerras, ni el hambre, ni la desigualdad, ni el sexismo, ni la enfermedad, ni el infierno, ni el miedo, ni cualquier otro castigo divino, ni veo claro que alguna de las modernas plagas como el sida, el ébola, la hepatitis, el cáncer o incluso las innumerables variantes de la gripe tengan detrás algún significado oculto que no sea el de seguir matando personas y enriqueciendo multinacionales farmacéuticas. No pinta que sean castigos divinos, que podrían limitarse a mandarnos al rincón de pensar, es mas bien obra del diablo. El hombre, no se merece castigos tan grandes como estos, ni tan largos ¿o solo es para dar miedo y mantenerlos en el corral?

Siempre has pedido sacrificios en tu nombre, a veces tan crueles como la vida de nuestros propios hijos.

Hoy, ese sacrificio se produce todos los días, a todas las horas, y en casi todos los sitios. Muere gente de hambre, de frió, de enfermedades. Mueren intentando llegar a un mundo aparentemente mejor, huyen de guerras y de persecuciones, de la barbarie del ser humano, se hacinan en campos de refugiados como si de antesalas de mataderos se tratara, sacrifican sus vidas cruzando el estrecho de Gibraltar, saltando vallas, huyendo del mal que los persigue, cruzando fronteras de sitios donde no son bien recibidos, huyendo del castigo no se si divino o demoníaco que suponen sus vidas mas allá de nuestras civilizadas fronteras. ¿Te parece poca prueba de la fe de los que te siguen? Si es así, ya sabes que es de bien nacido ser agradecido y no veo tu agradecimiento por tanta sangre derramada.

En algunos casos, parece extraño que no decidan vender su alma al diablo. Al menos gozarían de una buena vida terrenal aunque la condena sea el fuego eterno. A fin de cuentas, en muchas de tus religiones ya nos convierten en cenizas al fallecer…

Dios, si existes, tomate esto más que como regañina como pacifica protesta, y en lo posible, que dicen que para ti todo lo es, pon remedio…

Incluso descártame a mí y a los que como yo piensan de tus divinas recompensas, sería merecido castigo por no creer en ti, pero pon remedio…

Retorno de mí agnosticismo inducido a mí más profundo ateismo reafirmándome en la idea de que no puedes existir, al menos como buen Dios… Si existes, que yo personalmente no lo creo, te has olvidado de nosotros...

Contigo solo existe el falso negativo, que es decir que si algo no se puede explicar detrás está Dios, (siempre queda echar las culpas al diablo o justificr la maldad en el libre albedrio) en lugar de aseverar que si Dios no existe, debe haber una explicación. solo hay que encontrarla...

Jose Ramiro, bloguero