martes, 24 de marzo de 2015

Deconstrucción y esferificación de la política andaluza



Ferran Adrià, allá por los 90 empezó a utilizar determinadas técnicas culinarias que lo llevaron a ser nombrado mejor cocinero del mundo.

Términos como deconstrucción o esferificación, son parte de su patrimonio personal y de su legado, donde en una cocina más parecida a un laboratorio que a unos fogones tradicionales, Adrià aplica estas técnicas consiguiendo efectos y texturas extrañas que al introducirse en la boca traen el recuerdo, cuando no la certeza, de estar degustando el plato primigenio.

Sus técnicas culinarias y novedosas, y por que no decirlo, de autentico éxito viendo como han proliferado después cocineros de esa maravillosa escuela, se basan más en la física y la química aplicada a la cocina que al propio arte de cocinar

En su restaurante El Bulli (ya cerrado) no todo el mundo ha tenido la suerte de probar algunos de sus manjares, unos por lejanía, otros por no haber conseguido plaza, y otros muchos por lo prohibitivo de sus precios. En mi caso concreto, era más barato volar ida y vuelta hasta allí que el precio del menú degustación.

No por ello, dejo de admirar su… “Arte”. Dice Adrià en su libro Los Secretos de El Bulli: "La deconstrucción en cocina consiste en utilizar (y respetar) armonías ya conocidas, transformando las texturas de los ingredientes, así como su forma y temperatura (….) manteniendo cada ingrediente o incluso incrementando la intensidad de su sabor"

Uno de sus primeros experimentos fue deconstruir una clásica tortilla de patatas con cebolla de las que en muchos bares tenemos muestras de distintos diámetros y alturas.

Una Tortilla es básicamente huevo, cebolla, patatas y un poco de aceite. El tiempo en el fuego y el arte de darle la vuelta (a la tortilla) le dará un mejor o peor aspecto, pero básicamente todas se parecen

Adrià, en su deconstrucción, puso en una copa de cóctel bien lustrada confitura de cebolla dorada al fuego, sobre ella colocó un sabayón (crema) de huevo y finalmente, una espuma de patatas (la clara del huevo mezclada con puré de patatas llevada a punto de nieve, o bien sifonada).

El aspecto terminó siendo una exquisitez para la vista con una presentación del clásico radicalmente diferente, pero al probarlo el sabor era exactamente igual al de una tortilla de patatas convencional, porque, aun deconstruída, era una tortilla de patatas, con distinta presentación y texturas, pero con los mismos ingredientes. Se convirtió después de la deconstrucción en una tortilla de patatas reconstruida.

La esferificación es otra de las técnicas muy usadas en restaurantes con estrellas, y parte de principios similares a la deconstrucción.

Se trata en definitiva de coger algo licuado (deconstruido), mezclarlo con algún gelificante de tipo natural, como el alignato sódico, extraído de las algas pardas y sumergir pequeñas gotas de esta mezcla en una disolución de cloruro cálcico y agua, y a veces, para conseguir el PH adecuado (lo más cercano a PH 6), se le añade a esta mezcla citrato de sodio.

Al entrar en contacto con la disolución, las gotas gelifican su cara más externa consiguiendo el buscado “efecto caviar” de cualquiera de los sabores imaginables.

En Andalucía, Susana Díaz deconstruyó el parlamento con una visión claramente ganadora. Sabía que el candidato del partido popular no tenía posibilidades, y al adelantar las elecciones restaba oportunidades a formaciones como Podemos o Ciudadanos de difundir más la campaña anti-bipartidismo que desde ambos lados del espectro político defienden.

El resultado es un placer para la vista, ya que ahora el parlamento se pinta de cinco colores, y que aun con una gran predominancia del rojo del PSOE y del azul del PP, aparecen tímidamente representados los colores de IU, hay algo del naranja de Ciudadanos, y menos de lo esperado del morado de Podemos.

Pero detrás de toda deconstrucción hay una reconstrucción, una forma de montar el plato para que al final, aquello que rompimos tome distinta forma aunque en el fondo sean los mismos sabores.

Cuando sumamos los cuarenta y siete escaños del PSOE a los treinta y tres del PP el resultado es de 80 escaños ocupados por los dos partidos que tradicionalmente se han repartido el parlamento, con lo que resulta que ocupan el 79,4% del mismo, por tanto, el bipartidismo sigue siendo dominante.

Si además tenemos en cuenta que los dos partidos que se mueven en la transversalidad del arriba y el abajo en vez de la derecha o la izquierda, sabiendo todos que es mentira, y que Podemos es claramente de izquierdas y Ciudadanos claramente de derechas, las cuentas salen mucho mas definidas

Como bien que entiendo que el PSOE dejo la verdadera izquierda hace tiempo y que Ciudadanos es una escisión del PP o marca blanca, como a algunos les gusta llamarlos, si sumamos a los 47 escaños del PSOE los 33 del PP y los 9 de Ciudadanos tenemos un resultado de 89 sobre 109 lo que supone el 81,6% de los escaños ocupados por las dos tendencias defendidas por los bipartidistas. Y si a los 15 de podemos les sumamos los 5 de IU, tenemos los 20 escaños que la izquierda de verdad alguna vez tuvo en el parlamento.

Montando el plato de esta forma, la reconstrucción del parlamento nos da lo mismo que siempre, una gran victoria del bipartidismo y una escasa representación de la izquierda. Mismos componentes, distintos coloridos, pero el mismo sabor añejo a partidos anclados en el pasado y podridos por la corrupción.

El efecto esferificación se ha conseguido también, y es que estos políticos nuestros son grandes cocineros. El encapsulamiento de parte de la derecha en Ciudadanos y de parte de la izquierda en Podemos, nos recuerda ese caviar (en este caso de zumo de derechas e izquierdas) encapsulados con la gelatina pegajosa de las distintas siglas.

El caviar, aunque sea de zumo de naranja, por poner algo económico, sigue siendo manjar para la casta.

Detrás de todo esto seguirá la defensa de los corruptos, los escándalos de los ERES, la financiación en “B” del PP, los sobresueldos, los sobres marrones, los fondos de los cursos de formación, las puertas giratorias, los pactos de pasillos, y seguirá la pobreza, los desahucios, los prohibitivos precios de los elementos de primera necesidad como la luz o el agua, los impuestos especiales sobre los derivados del petróleo, la negación al sol de ser nuestra tabla de salvación energética, las tasas judiciales, las injusticias y las dobles varas de medir, y seguirán las Ong’s repartiendo comida, limosneando a los que el estado les ha retirado su apoyo, seguirán los sueldos de miseria y los despidos a capricho del empresario, seguirán moviendo artificialmente las cifras de paro creando un espejismo ante nuestros ojos de que todo va bien, seguiremos pagando 100.000.000 de euros en intereses todos los días, se seguirá vaciando el fondo de pensiones y la sanidad ira a peor por mucho que nos cuenten lo contrario, seguiremos teniendo el problema de la inmigración ilegal, que es la que entra por barajas con visado de turista, y haciendo devoluciones en caliente en Ceuta y Melilla, seguiremos mandando a nuestros jóvenes a otros países donde sepan sacarle provecho a los estudios que todos hemos pagado y seguiremos, sobre todo en Andalucía, siendo una fabrica de camareros para atender a nuestra principal y casi única industria que es el turismo, seguiremos bajo el yugo cada vez más pesado de una Europa que lo único que ha conseguido unificar es la moneda y donde la integración fiscal, laboral y legislativa no existe. Seguirán funcionando las sicav tributando al 1% y seguiran fugandose capitales a paraísos fiscales, seguiremos sin facilidades para conseguir crédito, seguirán los emprendedores pagando impuestos aunque generen cero ingresos y seguiremos con viviendas vacías y gentes durmiendo en las calles…

Seguiremos viendo portadas de la “dictadura democrática venezolana” (ya se que suena raro pero…) y el gran Felipe González, el que fuera espejo donde nos mirábamos la gente de izquierdas se va a defender a los opositores de derecha de aquel país (cierto que fue muy buen “amigo” de Carlos Andrés Pérez, que no era precisamente de izquierdas cuando Chávez tuvo aquel amago de golpe de estado allá por el 92), seguirán hablando de la extraña financiación de Podemos y parece que ahora también de donde proceden los fondos de Ciudadanos mientras hace algún tiempo el “piloto suicida” del PP (Carromero) llevaba fondos en fajos de billetes a la oposición cubana no se sabe muy bien para qué ni de donde procedían. Seguramente de alguno de los agujeros negros que se escondían en Génova…

Mismos ingredientes.

Lo montes como lo montes, una tortilla es una tortilla.

Sin nuevos ingredientes, quedan pocos platos por inventar…

Jose Ramiro, bloguero

viernes, 6 de marzo de 2015

Bienvenidos a la republica independiente de…



Este artículo está inspirado en una conversación informal con mi buen amigo Eduardo... Bueno, el ya sabe quien es.

Vivimos los españoles dentro de una estructura formada por un buen montón de países que configuran Europa, que a su vez es dependiente de las grandes economías mundiales como son algunos países de nuestro entorno, los Estados Unidos de América y algunas potencias del este.

Vivimos en una mancomunidad de países donde hay europeos de primera y de segunda clase, los hay que viven en auténticos paraísos donde el bienestar social y los derechos priman sobre cualquier otra razón y los habemos que vivimos donde esos mismos derechos sin violados constantemente y donde el bienestar social es cosa de nuestro pasado más reciente.

Grecia, Portugal, España, Italia, y algún otro somos los de la segunda clase, mientras que noruegos, fineses, suecos o alemanes (casi todos) pertenecen a la primera.

Visto así, España debería independizarse de Europa, o al menos de la Europa de los ricos que solo piensan en seguir enriqueciéndose aun a costa de los de segunda clase.

Debería asociarse con el resto de los que peor estamos y así poder defender los derechos y las necesidades comunes desde un frente más amplio y con posibilidades ante la enorme fuerza del dinero de los bancos de la privilegiada primera clase. (A este nivel, en Europa pasa como con la izquierda española, que discute matices y se mantiene en la desunión mientras la derecha recupera fuerzas de las ficticias victorias que nos relatan, grandes mentiras y verdades a medias)

España esta formada por 17 comunidades autónomas y dos ciudades-autonomías. Las necesidades en cada una de ellas difiere de las de sus vecinos, y no es igual vivir en el País Vasco o Cataluña, donde aun sobrevive una cierta industria, que en Andalucía, comunidad en la que resido, donde nuestra industria solo es el sol, la montaña, los hoteles y los chiringuitos de playa, donde el tejido empresarial lo forman un enorme batallón de autónomos, unas pocas empresas, un ejercito de parados y unos sobrevalorados parques tecnológicos en su gran mayoría rellenados con multinacionales que buscan suelo barato y salarios del tercer mundo.

Y como bien que Andalucía se siente de alguna forma distinta del resto de las comunidades (no olvidemos que en nuestra herencia genética esta profundamente marcado los cientos de años de permanencia de los árabes en nuestra geografía, que por cierto, no fue reconquistada como nos dicen los libros de historia, fue conquistada, cosa innegable después de casi ochocientos años de dominación árabe),  e históricamente desde la triste transición ha estado gobernada por los socialistas, en tiempos de gobiernos centrales de otro signo, la discriminación y el enfrentamiento es evidente, cuando no de derecho, si de hecho.

Por tanto, me sumo desde aquí a las propuestas soberanistas de catalanes, vascos y otros pueblos de nuestra geografía, y pido, también para nosotros, los andaluces, el derecho a decidir.

A decidir si queremos ser españoles y andaluces, solo españoles, o solo andaluces, si queremos ser una nación independiente, si queremos ser o no parte de la Europa de las naciones o ser simplemente nuestra nación, decidir como debe ser nuestro futuro y con quien debemos o tenemos que endeudarnos, expulsar a los salvapatrias de otras regiones que vienen con la boca llena de promesas y los bolsillos vacíos de recursos, librarnos de los que recortan, de los que privatizan, de los que negocian con nuestro viento que mueve esos grandes molinos energéticos y que nos cargan impuestos por utilizar nuestro sol, de los que quieren hacer desaparecer la sanidad publica y de los que roban sistemáticamente de la hucha de nuestros impuestos, de los enchufados y de los enchufistas, de los amigos de lo ajeno y de los que malgastan nuestros fondos, de los que marcan el precio de nuestro aceite, de los que revientan nuestras bellas costas con apartamentos que no se venden y faraónicas obras a medio terminar, de los especuladores que ganan con las recalificaciones de suelos rústicos que multiplican su precio de forma exponencial y de políticos que han hecho de lo que debiera ser su vocación una profesión. Y pido ese derecho para cada uno de los pueblos de España, ya que la equidad, en política, en nuestra política, no existe

Dentro de Andalucía, vivo en un barrio de Málaga que en tiempos fue un diseminado, es decir, una zona residencial de uso exclusivo para los residentes allí.

Con el paso de los años y el maldito boom inmobiliario, aquello que eran cuatro bloques de pisos y algún pequeño grupo de adosados ha ido creciendo y creciendo, hasta que algunas de nuestras calles, sin salirte de ellas te llevan hasta el mismísimo centro de la capital.

A la vez que en nuestra vecindad nacía el gran Campus Universitario de Málaga se fueron urbanizando calles y avenidas, plazas, parques y como no, rotondas.

Como buenos vecinos, pagamos nuestros impuestos municipales, nuestro IBI, nuestras tasas por recogidas de basura, nuestras otras tasas inventadas y reinventadas por los ayuntamientos, nuestros consumos de agua y nuestras facturas de la luz y teléfono.

Como bien que mi modesto edificio contiene a dieciséis familias, entre todos soportamos además los gastos comunitarios, de limpieza, mantenimientos y gastos propios del edificio.

A la vez, nuestro edificio esta dentro de una mini urbanización que dispone de una relativamente privada zona común con otros 15 pequeños bloques más. Y por tanto, también pagamos religiosamente nuestra cuota económica correspondiente por esas zonas comunes de uso privativo.

Nuestro ayuntamiento, interpretando la ley de forma absurda, mantiene que nuestro barrio es un diseminado, a pesar de que como digo alguna de nuestras avenidas conecta con el centro de la ciudad, de que la universidad es parte de nuestro entorno y que en nuestro barrio existen múltiples residencias universitarias, de que el metro recién estrenado llega casi hasta nuestra puerta y de que nuestras calles son  paso casi obligado del transporte publico hacia otros barrios, de que somos vecinos del gran Hospital Clínico Universitario de Málaga, y las ambulancias recorren nuestras calles minuto si minuto también, de que nuestros locales comerciales contienen una de las mas consolidadas zonas de ocio de la ciudad. Y como nuestro gobierno local entiende que no formamos parte del casco urbano de la ciudad, nos ha obligado a constituir una entidad de conservación de la zona, que también pagamos religiosamente, eso si, a las empresas que municipalmente designan los políticos de turno asesorados por sus cientos de consejeros que son poco más que caros floreros de adorno en las reuniones municipales donde se toman las grandes decisiones sobre nuestra vida de ciudadano.

Visto esto, y teniendo en cuenta que todos los gastos que se producen en nuestra zona son soportados por los vecinos de la misma, quiero reivindicar la independencia de mi barrio.

No quiero seguir formando parte de un municipio que me discrimina con respecto a alguien que vive en Calle Larios,  en el mismísimo centro de Málaga, sometiéndome a una doble y a veces mas que doble imposición. Quiero poner fronteras en los limites de lo que dicen es un diseminado y autorizar o desautorizar a mis visitantes, quiero decidir quienes cuidaran mis jardines y quien me venderá las lámparas de las farolas, quien podará mis árboles y cuando y quien limpiará mis calles, quiero decidir si los autobuses que van en dirección a otros barrios pueden pasar por mis calles y decidir si hace falta un semáforo u otras cosas, quiero que el césped de mis jardines sea natural y no el artificial que vende la empresa amiga de turno, quiero menos surtidores de gasolina y mas arbolado sostenible, quiero un parque de perros limpio y bien atendido y que las instalaciones publicas sean publicas y no cedidas a empresas privadas, quiero poner barreras a los políticos que vienen a inaugurar rotondas o nuevas zonas de aparcamiento o esparcimiento y quiero menos barreras arquitectonicas para los discapacitados físicos, quiero un parque de perros limpio y bien atendido en lugar de un vallado que se embarra con las primeras lluvias, con dos bancos dejados caer y una papelera junto a esos bancos que con el calor del verano desprenden un hedor insufrible, y quiero que las instalaciones publicas sean publicas y no cedidas a empresas privadas, quiero tener el derecho a decidir que me otorga una constitución, al menos en apariencia, democrática.

Quiero negociar por mi mismo con las empresas de suministros, con las que pintan el asfalto, con las que reparan aceras. Con los bancos quiero negociar mis condiciones y mis intereses, quiero conocer al dedillo las cuentas comunes y quiero determinar quien, cuando y como las va a administrar. Quiero que soterren las líneas de alta tensión que sobrevuelan nuestras calles y que desaparezcan las antiestéticas y monolíticas, aunque generadoras de enormes campos estáticos, torres eléctricas que forman parte de nuestro mobiliario urbano, que las telefónicas negocien con nosotros donde poner sus antenas y que alguien repiense (igual algún consejero “espabilao” que se dice en mi tierra) porque el metro corta el Campus universitario en forma de tranvía partiendo en dos, con una enorme cicatriz metálica y de traviesas que impide el cruce de los alumnos de forma racional (además de cortar el principal acceso al Hospital)

Quiero montar la republica independiente de mi casa, de mi urbanización, de mi ciudad o pueblo, de mi país, de las Europas de dos velocidades a las que geográficamente estoy atado... de mi VIDA. Quiero tener la oportunidad de DECIDIR.

Las voluntades comunes, aun en mínimas estructuras dan los mejores de los mejores resultados.

Bienvenidos a ella, a mi republica independiente, los que así pensáis y así os sentís.

Jose Ramiro, bloguero

(Nota: no es publicidad del monstruo nórdico de los muebles baratos para el que todos alguna vez hemos trabajado – gratis – de montadores, aunque para lo de la republica, espero que el manual sea claro y bien explicado)

lunes, 2 de marzo de 2015

Simple, y a la vez complejo



Las matemáticas, dentro de su extraordinaria complejidad, y de ser el lenguaje de algunos privilegiados que dicen tener una parte del cerebro mas desarrollada que la otra son una herramienta perfecta para entender el mundo. Las estadísticas, los complejos cálculos que dan lugar a teorías que nos parecen de ciencia ficción, los secretos del universo, los algoritmos con los Google es capaz de predecir nuestros comportamientos futuros y nuestras necesidades, la economía y la política se mueven alrededor de diez guarismos y unas pocas reglas. Simple y a la vez complejo. Es por eso que abren ante nosotros todo un mundo de posibilidades, de oportunidades y de interpretaciones.

La música, hija de la ciencia exacta, consigue (y así lo lleva haciendo desde que el ser humano es humano) infinitas combinaciones de siete notas que deleitan nuestros oídos, que llevan al éxtasis nuestros sentidos, que nos transportan a mundos donde prima la imaginación. Las casi infinitas variables que se pueden aplicar a estas pocas notas (ritmos, cadencias, alturas, volúmenes, tiempos y silencios, mezclas de metales, cuerdas y madera hacen que a diario nazcan obras dignas de ser patrimonio de la humanidad.

Nuestro alfabeto, formado por tan solo veintisiete letras, puesto negro sobre blanco es capaz de trasportarnos a mundos ilusorios donde todo es posible, y es que sus infinitas mezclas son la herramienta perfecta para la comunicación y para transportarnos a mundos imaginarios.

Llevando casi al absurdo la simplicidad, los aparatos más “inteligentes” de los que disponemos hoy en día (ordenadores, smartphons tablets, smartTV, etc) son capaces de interaccionar con nosotros solo a base de dos guarismos, el uno y el cero. Las maquinas hablan en binario, o todo (uno) o nada (cero) (Desde hace ya bastante tiempo se utiliza lo que en español se ha dado en llamar lógica difusa, capaz de contemplar estados intermedios entre el todo y la nada, lo que abre todo un nuevo mundo de posibilidades, aunque esto de la lógica difusa se merece un post solo para ella ).

Que simple parece todo visto desde esta perspectiva.

Cuando los políticos hablan de porcentuales, de cifras estadísticas, de macroeconomía, utilizan una burda mezcla de palabras e interpretaciones de cifras que terminan componiendo la peor de las sinfonías, obras malsonantes que oscurecen en vez de aclarar nuestro futuro, ponen negro sobre blanco medias mentiras que nos transportan al horror diario de su gestión.

Baja el paro, nos dicen, pero en realidad lo que sube es el trabajo precario y mal pagado.

Raíces profundas de la recuperación, pero esconden bajo tierra el crecimiento desmesurado de la deuda país.

Contención y ahorro del estado, pero se gastan la hucha de las pensiones.

Trabajar mas y ganar menos para aumentar la productividad, pero sus señorías cobran dietas y prebendas, coches oficiales e ingentes cantidades de dinero de dudosa procedencia para mostrarnos sus “programas”. Rentas que bien repartidas solucionarían un poco de esta crisis y mientras pierden el tiempo en jueguecitos infantiles mientras en los estrados algunas voces luchan por mejorar el desastre.

Luchar contra la corrupción dicen, pero nadie asume responsabilidades de las ingentes cantidades de dinero despilfarrado en comprar favores.

Separación de poderes, nos cuentan, pero politizan cada vez más todos los del estado.

Libertad de prensa, pero compran voluntades para que las portadas reflejen solo los datos que les interesa difundir y utilizan las televisiones públicas como aparatos de publicidad de los correspondientes partidos.

Sanidad universal, proclaman, pero entre líneas en sus programas descartan a los menos favorecidos, a los inmigrantes, a los sin papeles, y cortan, y recortan, y vuelven a recortar. A diario mueren enfermos por falta de tratamientos o por falta de dinero para poder comprarlos. No son las duchas nazis donde gasear a los indeseables, pero el resultado es el mismo: la muerte programada de los “inútiles sociales” que cuestan dinero al estado, gente mal vista que a veces duermen en los soportales de las viviendas de lujo o en los cajeros automáticos donde están los fondos de los que aun pueden permitírselo y el calor que irradian esos dineros “calientes” aportan algo de confort.

Segunda oportunidad, pero en realidad es para que los bancos garanticen sus cobros mientras inscriben los nombres de los afectados en múltiples ficheros de morosos que les impedirá en el futuro cualquier operación financiera.

Autoempleo y emprendedores dicen que hacen falta, pero castigan al que lo intenta con pagos de cuotas a veces inabsorvibles antes de tan siquiera empezar la actividad.

Planes de empleo que facultan a las empresas a despedir al 100% de su personal y en tiempo real conseguir subvenciones para cubrir esos mismos puestos con infrasalarios y condiciones cercanas a la esclavitud.

Condena al paro eterno a los mayores de cierta edad, que aunque desean trabajar y sentirse útiles, por pundonor no aceptan condiciones de trabajo humillantes

Planes de educación en un país “laico” que introduce la religión, cristiana como no podía ser de otra manera, dentro de los currículos de enseñanza. Rezos en la aulas y pronto volverán los crucifijos. Másteres impagables que reservan la “alta formación” a las elites que nos gobiernan, sean políticas o dinerarias.

Rezos y golpes de pecho, medallas a las vírgenes y peticiones de ayuda divina complementan la “exactitud” con la que miden nuestros políticos las medidas a tomar

Rescatamos bancos quebrados fraudulentamente y ahora pagamos las fianzas impuestas con dinero que dicen que es de las entidades, pero que es del que les “prestamos” (regalamos) en “defensa” de los pequeños ahorradores, no de los accionistas, claro.

Les pagamos sus grandes ritmos de vida, sus vicios, sus viajes y sus putas y putos, sus coches oficiales y sus escoltas, sus bacanales culinarios en comedores de muchos tenedores y algunas estrellas, les permitimos el aforamiento como privilegio ante la ley que se supone igual para todos, los engrandecemos en las puertas de los juzgados con vítores de ¡presidente, presidente!

Los votamos y los volvemos a votar. Aplaudimos sus peroratas aunque después nos sintamos ligeramente tarados mentalmente.

No es lo mismo decir que uno de cada tres niños tiene problemas de malnutrición que decir que el 36,6% de los niños pasan hambre. En el primer caso no suena tan mal, pero en el segundo caso se constata que es casi la mitad de la población infantil esta bajo el umbral de pobreza. En números absolutos, hablamos de tres millones de niños que pasan hambre. Si los pudiésemos reunir a todos en Madrid, la mitad de la población de la capital (poco más de seis millones de habitantes) serian niños pasando hambre.

Son las mismas cifras, pero con distinta forma de exponerlas. Hoy, aunque disgregado, tenemos en España una especie de gran campo de concentración nazi, fascista, donde 3.000.000 de niños y 6.000.000 de adultos están condenados a la malnutrición, a la falta de nutrición más bien, aunque algunos políticos del gobierno mezclen estas cifras con las de obesidad infantil, que hábilmente nos cuelan en sus estadísticas.

En términos de población total, teniendo en cuenta que en España vivimos 46.500.000 personas aproximadamente, UNICEF habla de un 20,4% de pobreza, que en cifras reales son más o menos 9.000.000 de personas bajo el umbral de pobreza. Más que toda la población de la comunidad más grande de España que es Andalucía

El arte de poner en alerta nuestros sentidos para detectar la mentira, la ocultación de la verdad y ver la verdad tras las grandes estadísticas nos da el poder de comprender la realidad en la que estamos inmersos, y de la que la unión europea y sus grandes bancos no nos quiere dejar salir, cómplice necesario en las estrategias centralizadoras, de sometimiento de los pueblos de Europa y sobre todo del sur de Europa, balnearios y sitios de relax de los europeos ricos.

Los intereses de los grandes bancos, tenedores de las abultadísimas deudas de los países, y la obligación contractual pero injusta recogida en las constituciones de pagar antes que comer solo nos puede llevar a empeorar la situación.

Cuando hace años nos vimos entrando en el mercado común europeo, cuando nos hablaron de la moneda única, cuando hablaron de unificar criterios legislativos, económicos y fiscales entre los países, nadie nos contó la tiranía que escondía aquella aparente belleza y bondad. Vivimos en una Europa inacabada.

Dicen que la unión hace la fuerza, pero esto también es mentira. La unión hace más fuertes a los fuertes y mucho, mucho más débiles a los débiles.

Política binaria: o todo, o nada. Han optado por la nada…

Yo, apostaría por el todo, aun sabiendo que estadísticamente la probabilidad de ganar esta apuesta es infinitesimal… Matemáticamente hablando, aunque con las combinaciones adecuadas, igual damos con el algoritmo de la igualdad, de la felicidad, de la humanidad… Aunque sea utilizando una especie de lógica difusa…

Jose Ramiro, Bloguero