domingo, 14 de diciembre de 2014

Dar cera, pulir cera…



Es la frase con que culminaba la fase de su primer entrenamiento el pequeño aspirante a karateka de aquella película de 1984 (karate kid) con la que el maestro conseguía dos cosas a la vez.  Por una parte el chaval fortalecía su musculatura y por otra el paciente maestro conseguía que sus suelos pareciesen recién instalados, brillantes, impolutos.

El impaciente alumno, no acababa de comprender de que iba aquello, el lo que quería era formarse en un arte marcial legendario para vencer en las peleas callejeras. No aspiraba a ser un gran campeón ni nada por el estilo, sino que terminase el abuso al que se veía sometido por otros, digamos más preparados, y su maestro perdía el tiempo mandándole hacer tareas que aparentemente nada tenían que ver con aquello…

Su joven mente no le hacia suponer que encerar el suelo no era mas que una especie de tabla de gimnasia que preparaba su cuerpo para lo que vendría después, dotándolo de una formación física, que si bien se podía conseguir de otra forma, quizás no tan efectiva, lo preparaba para el combate.

Y es que no hay objetivo que no requiera de una cierta preparación, de un esfuerzo, de una formación adecuada que garantice el éxito de aquella empresa que uno pretenda acometer, aunque a veces nos parezca que aquello que hacemos o aprendemos no nos valdrá para nada.

Con seguridad, nuestros hijos e hijas, aquellos que se inclinen o se hayan inclinado por algo que tenga que ver con las ciencias, lo habrán pasado mal en el duro entrenamiento que les supusieron las asignaturas de letras y viceversa.

Con el tiempo, comprenderán que aquel sufrimiento no era más que parte del equipaje necesario para enfrentarse a la vida futura, como lo fue el desagradable trabajo de pulimentar el suelo de la casa de su maestro para el pequeño héroe.

Las cosas en la vida cuestan…

Conseguir  las libertades de nuestra sociedad ha costado un sinfín de esfuerzos y muchas vidas, de aquellos que en la lucha quedaron diseminados por los caminos, y de aquellos otros que en su defensa vieron segada su vida por un terrorismo sin sentido.

El robo de libertades y derechos a los que no somete este gobierno, el desparpajo con el que se ríen de nosotros mientras viven en la mentira permanente y el robo de los recursos públicos, nos hacen pensar que debemos reaccionar, que debemos enfrentarnos a ellos, pero antes, hay que prepararse, que organizarse, que formar un frente común contra el abuso que nos permita luchar con al menos una pequeña esperanza de salir ganadores. Solo con la indignación no se gana esta guerra que, decididamente tiene una cita para el gran enfrentamiento.

Cuando llegue el momento de enfrentarse a las urnas, tenemos que llevar clara la supremacía del pueblo, tenemos que tener claro que quien vota decide, y que lo que se vota es decisorio.

Se trata de poder pasearnos después con la cabeza alta, sabiendo que somos parte del cambio necesario para retornar, aunque sea poco a poco al estado anterior a las cosas, sabiendo que somos participes de la recuperación de las libertades y los derechos que sigilosamente a veces y a veces con descaro nos han ido arrebatando. Tenemos que aprender a sonreir ante sus miradas, mostrándoles el mismo y afectuoso desprecio que ellos nos muestra.

Nada es eterno, y nos lo han demostrado con creces.

Un somero repaso a los derechos fundamentales “consagrados” en la constitución nos da una idea de quien nos gobierna y para quien gobierna.

Derecho a la vida: se privatizan hospitales, se niegan tratamientos, se recorta en dependencia, se cierran quirofanos y camas, se derivan enfermos a la sanidad que préviamente han privatizado…

Derecho a la integridad física y moral: se faculta a los policías antidisturbios para el castigo desmedido, y se les dota de armas y medios (pistolas eléctricas, cañones sónicos, bombas de agua a presión, porras, chalecos y cascos de ultima generación) que atentan gravemente contra nuestra integridad física. Un buen golpe desmoraliza a cualquiera…

Derecho a la libertad confesional, estado laico: se condecora a las vírgenes, se las hace alcaldesas a perpetuidad, se les implora ayuda para que nos saquen del bache del paro, nuestras representantes políticas se visten de mantilla y ellos besan las cruces con frenesí mientras favorecen la educación segregada y los rezos mañaneros de los alumnos…

Derecho a la seguridad jurídica y a la tutela judicial efectiva: desmantelada con la ley Gallardón que impone tasas que impiden de hecho esa tutela y que hasta los jueces critican...

Derecho a la vida privada, que incluye el derecho a la intimidad, el de la inviolabilidad del domicilio el secreto de las comunicaciones y la protección de datos en formato digital: la nueva ley de seguridad ciudadana destruye estos derechos, permitiendo que se nos pueda grabar en nuestra propia casa, que se puedan intervenir los correos postal y electrónico, que se puedan pinchar teléfonos al libre albedrío del ministro del interior o de sus lacayos sin la intervención de un juez que garantice que esos actos son necesarios y que proteja el contenido de las investigaciones…

Derecho a la igualdad ante la ley: la aplicación de doctrinas tipo Botín, Parot, etc., terminan discriminando al penado en función de las “conveniencias” del estado, dotando de subterfugios oscuros a la aplicación de la ley. “Fiscales defensores” y jueces plegados al poder y el dinero impiden de hecho la igualdad. Movimientos de presión sobre los politizados poderes judiciales quitan y ponen jueces a conveniencia del gobernante de turno…

Derecho a la libertad de expresión: mermada en cuanto algún titular no gusta en los altos estamentos del estado, complicada por la enorme politización de las televisiones públicas que terminan siendo un instrumento de publicidad para el partido gobernante…

Derecho a la información, con expresa prohibición de la censura y el secuestro administrativo: mientras en RTVE y en algunas cadenas de algunas autonomías se minimizan las cifras de la crisis o se enaltecen las decisiones del gobierno en activo, mientras, se quita de los quioscos una revista satírica que muestra una imagen “poco honorable” de nuestros reyes no electos…

Derecho de reunión, manifestación y asociación: con la nueva ley de protección ciudadana queda prácticamente anulado…

Derecho a acceder a cargo publico en condiciones de igualdad: que se lo digan a los miles de asesores, consejeros y cargos de libre designación. Un autentico disparate…

Derecho a la educación libre y gratuita: se cierran colegios públicos y se subvencionan los privados, no se cubren las bajas del profesorado y en la práctica se mejora la oferta privada navegando en contra de este punto…

Derecho a la negociación colectiva: destruido en base a la libertad otorgada por el gobierno a las empresas para la negociación directa con sus empleados, lo que destruye el espíritu de este derecho…

Derecho y deber de trabajar: con casi cinco millones de parados, al menos hay que poner en duda que se cumpla este derecho. La falta de apuestas decididas para crear tejido industrial, la decidida apuesta por mantener a este país como reserva turística donde se les pueda dar trabajo a nuestros mejores camareros no ayudan a que desaparezca el enorme agujero que suponen las descabelladas cifras de paro que padecemos… El sol, es un buen aliado y nuestras playas pero no podemos pretender que esto sea el sustento de todos… los mermados salarios y las facilidades a la hora de despedir a los trabajadores hace que aunque queramos hacer uso de nuestro deber a trabajar, cada vez será mas difícil que esto sea realmente un derecho…

Podría seguir paseándome por el articulado de nuestra constitución para terminar viendo que, más que cambiarla, que también, lo que si hay es que cumplirla.

Bastaría con eso de momento…

Mientras tanto, dar cera, pulir cera… preparándonos… y a vencer en las peleas callejeras, que no nos quiten más derechos, que no lo consintamos…

Jose Ramiro, bloguero