jueves, 11 de diciembre de 2014

Cristal líquido



Todos hemos tenido alguna vez un “Casio”, aquellos relojes que llegaban del oriente y que no tenían saetas, sino una pantalla donde se presentaba la hora de forma digital en lugar de analógicamente.

El invento, es muy sencillo, aunque la explicación teórica de su funcionamiento requiere una buena dosis de abstracción, por lo que intentare describirlo de forma entendible.

En realidad, lo que llamamos cristal liquido es un conjunto de dos láminas polarizantes invertidas entre si a 90º, de forma que la luz que llega a ellas, si no es frenada por el primer polarizador lo será por el segundo, y entre ellas llevan una lámina de un material que cambia su orientación molecular bajo pequeños pulsos eléctricos, de forma que cuando no está (esa lámina) energizada, sus moléculas permanecen alineadas con uno de los dos polarizadores y al energizarlas giran y hacen girar la luz los grados precisos para que pueda atravesar el segundo polarizador, de esa manera el conjunto de láminas, alli donde se aplica una pequeña tensión se hace transparente.

El gracioso invento tiene multitud de utilidades, aunque la más conocida sea seguramente la de las pantallas de los relojes mencionados anteriormente. El dibujo de los numeritos no es más que la forma de los microscópicos electrodos que, adheridos a la capa de cristal liquido, energizan esas zonas.

Para otras aplicaciones, este material se puede polarizar en función de la temperatura, consiguiendo así el cambio de fase de sus moléculas.

Curioso. A veces es transparente y a veces totalmente opaco. La ventaja es que uno puede decidir cuando una cosa y cuando la otra.

Incluso manejándolo cuidadosamente, se le puede hacer pasar por distintas fases de menor a mayor transparencia.

Este principio parece ser el que se ha aplicado al Portal de la Transparencia del Gobierno de España, donde la transparencia parece que existe, pero la dificultad de llegar a los datos, el registro obligatorio para el acceso, con DNIe o Certificado Digital o aportando datos personales “irrelevantes” para recibir una clave de acceso lo convierte en algo que parece, pero que no es. Además, asumes el riesgo de que el portal esté “caído” por sobrecarga en las demandas de acceso o bien que la información que buscas simplemente no exista, ya que el gobierno ha decidido que solo estarán disponibles los datos a partir del 2014, nunca anteriores y que la respuesta a tu cuestión sea resuelta con un mensaje en pantalla que te informe de que “no disponemos de esa información”

Es además un sitio para los que les gusta “calentarse”. Primero por las dificultades que presenta, segundo por el léxico administrativo no siempre comprensible que utiliza, y tercero, porque una vez das con la información que buscas casi con seguridad es una pasada ver como se gastan nuestros impuestos. Eso calienta a cualquiera…

Salarios altos, dietas y prebendas incomprensibles, gastos agigantados para una administración que boquea en lo social, puestos designados a dedo que se cuentan por cientos, con salarios difícilmente justificables, fundaciones que se lucran con nuestros fondos, coches oficiales y viajes en primera clase, líneas de teléfono, internet, smartphones y tablets para que sus señorías jueguen al apalabrados o algo similar, la certeza de cómo usan las puertas giratorias, los pobres currículos de algunos de nuestros representantes, las exageradas pensiones que cobran sus señorías cuando dejan el puesto a la que tiene “derecho” durante dos años, los dinerales que se reparten entre los partidos para sus… “gastos ordinarios”, la oscuridad que rodea al CNI, del que no hay información por considerar esos datos como “reservados”, la misma oscuridad que rodea al patrimonio del estado, difícil de localizar y sin valores catastrales que nos hagan saber cuanto valen (sobre todo para cuando lo quieran vender), la nula información sobre las comunidades autonómicas y las corporaciones locales, la ausencia de informes sobre los anteproyectos de ley, etc.

Si, como el cristal liquido, a veces transparente y a veces totalmente opaco.

Eso si, cuando quieras una información de esas que el portal dice que no dispone, se comprometen a facilitártela en el razonable plazo de un mes, si..., siempre que sea información ya elaborada y que no se tenga que preparar para tu “amable pedido…”

Es como con la ley de seguridad ciudadana. Esa normativa represora y castigadora que acaban de aprobar, como no, con su aplastante mayoría en el parlamento los señores diputados del PP.

En realidad no es más que una lámina polarizada que solo deja pasar aquello que no molesta. Si la protesta es incomoda, pues se polariza con la aplicación de la norma y se impide. No protestar, No expresarse, No reunirse, devolver a los inmigrantes en caliente (sobre todo si antes la policía de turno en la frontera lo ha calentado con esas magnificas porras que portan), escuchar tus llamadas, leer tus washapp, hurgar en tu correo electrónico, intervenir tu correo postal, grabar en tu propia casa o en tu oficina sin permiso de ningún juez. Después dirán que esto no es un estado policial. Después dirán que las libertades, en este país, se respetan.

Cuando la justicia parece funcionar, cuando no esta polarizada en el sentido que marcan las saetas que cruzaban aquel yugo, se ataca de forma disimulada al juez de turno, se le destituye, pero haciendo ver que es el que no quiere seguir, que por ellos… O como cuando el Fiscal Defensor (Raro, raro, raro...) sugiere que se aplique la "Doctrina Botín" a la Infanta de España y Duquesa de(l) (em) palma (do)...

Pues no, no parece un accidente, se ve la larga mano (derecha) del régimen (que lo es) manejando los hilos de este telar…

El cristal líquido, como ya comentaba al principio se maneja muy fácilmente con tensión eléctrica.

Estas normas, estos actos, esta actitud, generan tensión, enorme tensión entre los ciudadanos, pero poca transparencia. España es cada día un poco más oscura, más opaca…

Jose Ramiro, bloguero