lunes, 16 de diciembre de 2013

Una tormenta...casi perfecta



Aunque últimamente no tengo mucho tiempo, en mis, ahora menos habituales paseos por el mundo virtual, me encuentro, virtualmente se entiende, con mucha gente que no está conforme con las decisiones del gobierno que padecemos desde hace ya mas de dos años.

Gente normal, de los que andamos por la calle a diario, de las que sabemos cuanto cuesta un café y vemos con frustración como el país en el que vivíamos se ha destrozado en manos de un equipo de gobierno fascista, cada vez más fascista, que moviéndose al otro lado del filo de la ley, expulsando jueces y manipulando la información, incumpliendo todas y cada una de las promesas con las que consiguieron los votos para gobernar, se han apoderado de la soberanía popular (refiriéndome al pueblo, no al partido). Algunos somos de los que comemos de loas basuras de los contenedores, otros de los condenados a las listas de parados, otros muchos, expulsados de nuestras viviendas y endeudados con los bancos, otros pocos, con trabajos precarios y miedo al despido, los más, de los que vamos, a duras penas, sobrellevando esta injusta crisis...

La sociedad, que en términos muy genéricos somos los ciudadanos, todos los ciudadanos, está más que harta de los corruptos que inundan sus filas, del engaño, de la leyes restrictivas y las sanciones injustas con las que nos castigan, del estado policial y parapolicial al que le andan dando forma, de los criterios europeístas en función de los que legislan sobre el dinero, del sometimiento a una deuda cada vez mayor, que será heredada por quien venga detrás, de la injusticia y de la inmunidad de la que gozan ante los jueces, de sus salarios y dietas injustificadas, de sus coches oficiales, de sus indultos, de los fiscales que actúan como defensores, de los recortes a los derechos y libertades fundamentales, de la violación sistemática de la constitución, de reyes que viven a cuerpo de lo que son y de príncipes e infantas que se enriquecen a costa del erario publico, de la miseria que se ve en las calles, de la sanidad llevada a manos de sus amigos, de la falta de responsabilidad incluso sobre las muertes provocadas por ellos, de los desahucios, del hambre, de los sueldos de miseria, de los pactos con las patronales siempre en beneficio de las mismas, de los favores a las empresas que nos prestan servicios de mierda a precio de oro, del vandalismo político, de sus viajes y de sus pocas declaraciones, de que se escondan y justifiquen en que no hay mas remedio, de que recurran permanentemente a una dudosa herencia, de las amenazas poco veladas del ministro de hacienda, de la violencia legal del ministro de justicia, de las concertinas de las vallas de la frontera sur, de cargas impositivas desequilibradas, donde la proporcionalidad entre las clases sociales se ha perdido, de…

Hartos.

Lo curioso del hartazgo de este pueblo, es que cuando de vedad hay que demostrarlo, no lo hacemos. 

Casi perfecta...
Ayer, una manifestación en que la asistencia debería haber sido descomunal, se saldo con unos pocos de miles de asistentes. Donde debiera haber millones, solo miles… Casi tantos como policías enfrente… Lo de ayer fue una tormenta CASI perfecta...

Las cifras mas optimistas hablan de 3.000 asistentes a la convocatoria de rodea el congreso (probablemente esta cifra no sea real, pero aun siendo la asistencia de mas de 40.000 manifestantes, solo seria el 0,1% del pueblo, cifra estadísticamente despreciable)  y el estado puso a 1.500 policías a vigilarnos.

Durante la manifestación, los medios, callados; las emisoras de radio, como no en ese horario, hablando de futbol; la gente refugiada en sus casas. cual bunkers donde el ruido no llega; relaxing cup of café con leche en las plazas mayores de ciudades y pueblos. Viendo los toros desde la barrera…

Los toros, a veces, la saltan, y se pasean con furia detrás de los burladeros, atropellando y corneando a los tranquilos espectadores, aunque se estén fumando un buen puro mientras en la arena se desarrolla la tragedia. Cuidado.

Una batalla perdida, una más.

Sin la expresión rigurosa del pueblo, no habrá respuesta que no sea coartar aun mas las libertades, hacer que la injusticia que promueven deje caer todo su peso sobre el critico con sus acciones, detener al que protesta, intimidar al indeciso, ganar pequeñas batallas en una lucha donde su ejercito de perros guardianes, de mercenarios de la ley, va creciendo, aun pagándolos con el dinero de nuestros bolsillos.

Si no se les planta cara (y pronto) a estos miserables, si no salimos masivamente a la calle, les estamos dando la oportunidad de ir adaptando, reformando, ajustando sus sistemas de defensa.

Nosotros no tenemos sus capacidades defensivas, no vamos con porras ni pelotas de goma, no usamos gases disuasorios ni somos expertos en artes marciales, no somos poseedores de la falta de escrúpulos necesaria para atacar con malignidad al que esta tendido, indefenso ante nuestros pies, al que solo tiene como arma su voz y su presencia...

Pero tenemos el derecho a la protesta, la capacidad de parar económicamente el país, la necesidad de salir a la calle y gritar que ya basta, tenemos el derecho a impedir que sigan destrozando lo poco que ya nos queda, a repartir las riquezas de forma adecuada, a exigir planes de vivienda social, a negarnos al beneficio usurero de los bancos, a que el que la hace la pague, a no permitir la pobreza, el hambre o la enfermedad, a luchar por nuestro futuro y el de nuestros hijos y herederos.

Es la guerra, y en tiempos de guerra, la mejor defensa no es la retirada, sino un buen ataque.

No hay escusa para no movilizarse, para no alistarse en un verdadero ejército que mediante la insistencia, la protesta, pacífica en lo posible, y la actitud sea capaz de ganar esta guerra

Una nueva guerra entre las dos Españas, la de todos contra la de los escogidos, los corruptos, sus jueces y sus leyes y tanto apegado que se aprovecha del mal ajeno, de la esclavitud y el sometimiento del pueblo.

Algún día, en el futuro, deberíamos poder contarles a nuestros nietos, que nosotros estuvimos allí, … y que ganamos, aunque muchos quedemos  en el camino.

Si no desatamos una tormenta de protesta masiva, un verdadero huracán, sin pausas ni recreos, si no empezamos la Madre de todas las Batallas, es que…

No tenemos arreglo…

Jose Ramiro, bloguero.