Hace ya mucho tiempo que no publico nada. Casi diez meses apartado del Blog...
Probablemente es fruto de la desazón
que me provoca la inactividad social, el dejarse hacer, la inoperancia de una
supuesta revolución que debería haber estallado hace ya mucho tiempo.
El desánimo, la apatía, la desesperación en algunos casos.
Pero todo no es malo.
Vivimos en un país que podemos
considerar el paraíso de los derechos.
Poco a poco, el estado ha ido dándonoslos, desde
la afortunada desaparición del gran dictador, dotándonos de multitud de
derechos que se recogen en nuestra Carta Magna.
El derecho a una sanidad pública y
gratuita.
El derecho a una educación laica y
no discriminatoria.
El derecho a elegir a nuestros
representantes políticos
El derecho a la tutela judicial.
El derecho a una vivienda digna
El derecho al trabajo
El derecho a la huelga y a la protesta.
El derecho a opinar libremente
Los derechos…
Todos son derechos que nos
corresponden por ley, y de los que deberíamos sentirnos orgullosos, pero...
De un tiempo a esta parte, los
claros incumplimientos de nuestros gobernantes actuales, y de los que algún día tuvieron
o tendrán la gobernanza del país, hacen que vayamos perdiendo, poco a poco,
casi sin darnos cuenta todo lo ganado en los mas de treinta años de
"democracia" que arrastramos.
Piensan ellos, los que nos
gobiernan, que son pastores.
Pastores de un rebaño muy grande de
dulces ovejas, que ante el miedo a los lobos, se someten con disciplina al
mandato de pueriles pastores, que en definitiva, nos crían y nos alimentan con
el fin de sacar provecho de nuestras carnes y de nuestras ubres, pastores que
nos hace pacer en prados agostados con la promesa de una gran trashumancia que
no llevara a prados frescos y verdes, pero que nunca ponen a nuestro alcance.
Piensan ellos, que las ovejas, al no
morder, difícilmente pueden hacer daño, pero no cuentan con que en cualquier
buen rebaño, siempre hay algunos carneros, que en un arrebato, son capaces de
demoler a cualquier pastor de un buen testarazo, y que nadie menosprecie la
testuz de estos carneros, que, dura como la piedra, y en defensa de su
territorio, de sus hembras o de sus crías bien es capaz de retar incluso a los
lobos.
Los perros de esos pastores,
otrora embutidos en trajes grises y hoy en corazas y modernos blindajes se
encargan de dirigir el rebaño, de castigar al animal que despunte, al inconforme
con su situación, al que en esa libertad que algunos llaman divina disiente de
comer paja cuando al otro lado de la valla existen fértiles prados verdes.
Derechos.
Miles de viviendas vacías, la gran mayoría
en manos de los bancos que con su mal hacer favorecieron esa burbuja, hoy explotada,
que nos ha llevado a tener que rescatarlos, a inyectarles inmensas sumas de
dinero con la garantía personal de cada uno de nosotros, que nos hemos ganado
entre otros, el derecho (digamos el deber) a primar el pago de la deuda por
encima de la mínimas y perentorias necesidades del pueblo.
Una sanidad para ricos y otra para
pobres, copago sanitario, bloqueo en el acceso a las pruebas diagnosticas, listas
de espera que en muchos casos superan las expectativas de vida de algunos
enfermos, desprotección ante la cronicidad de las enfermedades.
Jubilaciones mas tardías que se
acercan al plazo máximo que su sumo hacedor nos concedió de vida. Eres y
regulaciones de empleo, precariedad laboral, paro desbocado, inutilidad
manifiesta para generar el tejido industrial necesario como para ser capaz de
absorber el casi infinito numero de desempleados. Movilidad exterior que no emigración,
tintes racistas y fascistas en el trato para los que en tiempos de bonanza
dieron su trabajo y pagaron sus impuestos en nuestro país.
Desprotección.
Jueces brillantes, jueces estrella,
que se estrellan una y otra vez en sus procedimientos contra los adinerados,
los estafadores, los aprovechados, los banqueros. Jueces que brillan menos,
pero que manejan dos códigos penales, el de los favorecidos y el de los demás,
que aplican las leyes según conveniencia de fiscales y ministros que dicen representarnos
a todos pero que solo representan a una minoría, que agazapada tras los
billetes de quinientos, tras los contratos concedidos como favores una veces y
comprados las más, se saben inmunes ante esta justicia, que se saben protegidos
de la elite gobernante, que no tienen miedo.
Escuelas y universidades con alumnos
sometidos a leyes de educación creadas por los incondicionales de la iglesia,
que se atreven a equiparar el conocimiento religioso (mas bien cristiano) con
asignaturas como las matemáticas o la lengua, subvenciones a colegios privados
que hacen negocio del bien mas preciado por el hombre, el conocimiento.
Recortes salariales a los vagos funcionarios públicos que en su visión deben
ser los culpables de la actual situación de crisis
Espionaje a cualquier ciudadano, con
el perverso fin de anticiparse a cualquier tipo de revuelta, espionaje en las cárceles
a acusados de cualquier cosa, violando el derecho de cualquier imputado a no
declarar en su contra, manifestaciones ante la justicia europea por el
desacuerdo en la
doctrina Parot, que quien la impuso, ya sabia que no podía
tener efectos retroactivos sobre los ya penados, pero que en un ejercicio de máxima
estupidez aplicaron con saña.
La justicia es proteccionista y debe
serlo (que se lo digan a los inocentes que por errores judiciales terminan
encarcelados), debe primar el beneficio al reo o podríamos admitir sin
demasiados escrúpulos la pena de muerte (algo que en determinados sectores de
esa derecha renacida, de ese fascismo que pulula por nuestras calles es ya algo
perfectamente reclamable)
Traición a la patria es someternos a
los deseos de unos europeos que no vive aquí, que les importa un comino, que
mira que es poca cosa, las penurias y el estado de malestar de los ciudadanos
españoles, de casi todos, que como siempre, en la elite hay quien ve esto como
bueno. Los banqueros que ven llegar el dinero a raudales, los que dirigen
entidades inyectadas y que en solo un año dan beneficios de escalofrío, los que
salen de sus entidades con grandes indemnizaciones, los empresarios que siguen
persiguiendo el despido absolutamente libre (libre es ya en la practica), los
que despiden y quieren seguir despidiendo, los que amortizan puestos de trabajo
de personas con un bagaje de experiencia enorme para cambiarlos por gente
joven, por savia nueva, por personas que en su primer acceso al mundo laboral
no dudan en dejarse contratar con salarios y condiciones inaceptables en un país
moderno y democrático.
Aumenta la productividad, o mas bien
la producción es ahora más barata. En base a ese parámetro los fabricantes de
coches traen su producción a España, no por que aquí lo hagamos mejor, sino por
que lo hacemos mas barato.
Merma de los derechos humanos cuando
la gente sigue rebuscando entre basuras mientras las grandes superficies
desechan miles de toneladas de alimentos cada año.
Merma de todos los derechos
Merma del derecho de libre expresión,
persecución de los manifestantes, violencia contra el pueblo, porras
enarboladas contra gritos e angustia
Los carneros, adocenados entre las
ovejas y los corderitos, pacen placidamente la hierba seca que yace a sus pies.
Malditos pastores.
Alguna oveja negra, algún día, quizás…
España, el paraíso de los reveses.
Jose Ramiro, bloguero en pausa...