sábado, 27 de octubre de 2012

El libre albedrío



Dicen los creyentes que todo esta escrito. Dicen que el destino de cada uno de nosotros se dibujo en misteriosos papeles allá en el inicio de la creación, que toda nuestra vida no es mas que un guión diseñado minuto a minuto, y que siempre estaremos obligados a seguir.

Nuestra vida... ¿Un libro en blanco?
En el momento del nacimiento, o según algunos, ya en el momento de la misma concepción, se abre el libro de nuestra vida, y poco a poco, con la parsimoniosa paciencia de la que deben disponer esos seres eternos que se dicen dioses, se va leyendo, se van desgranando los detalles, pagina por pagina, capitulo por capitulo, de nuestra efímera existencia.

Poco espacio para el tan llevado y traído libre albedrío, responsable dicen de los desmanes cometidos en nombre de los dioses y los demonios. Parece ser que los textos divinos del guión de nuestra vida son de obligado cumplimiento.

De ahí el éxito de brujos  y adivinadores, que en conexión astral penetran en la biblioteca donde se guardan los guiones y son capaces de leer entre líneas en los libros mágicos y así avanzarnos cosas de nuestro futuro y acertar, aunque las mas de las veces no les funcione la facultad de leer los capítulos anteriores, sobre actos y circunstancias de nuestra vida pasada.

En realidad, el libro se va escribiendo en tiempo real, y los "dioses" que van poniendo negro sobre blanco nuestra historia son mas terrenales de lo que nos pueda parecer. 

Son nuestros políticos los que diseñan nuestro futuro, los que marcan las diferencias entre nosotros, los que ayudan a esa pérfida clasificación que nos marca para toda nuestra vida.

Nacemos, frutos del amor, o de la casualidad, que de todo hay en estas viñas, y en el prólogo ya se han encargado de ponernos nombre, junto con nuestros apellidos, y ya se empieza a dibujar nuestra línea de vida en función de nuestra clase social, raza, color, sexo y tendencia sexual, nivel de inteligencia, fortuna de nuestros padres, lugar de nacimiento y otros muchos parámetros que se van encadenando hasta formar nuestro perfil como ser humano, donde se va predefiniendo nuestro futuro y donde nos van clasificando según una aleatoria ordenación definida por ya sabemos quien.

Se nos clasifica en lo físico, en lo religioso, en los social y en lo laboral, definiéndonos  como calvos o melenudos, altos o bajos, gordos o delgados, listos o tontos, guapos o feos, útiles para una cosa o para otra, cristiano o judio e incluso como ateo, y así, en un sinfín de categorías que terminan definiéndonos de forma exhaustiva.

Los primeros meses de nuestra vida, los que hemos tenido la suerte de nacer en lo que se viene llamando primer mundo, son una especie de "temporada de engorde" destinada a hacer que nuestro organismo aprenda a defenderse de las agresiones de nuestro entorno, a que soportemos con relativa facilidad las primeras enfermedades, y a que superemos la traumática experiencia de haber nacido. 

En otros mundos distintos del primero, este es el primer capítulo y en una gran mayoría de casos también es el último...

Después, unos años dedicados a formarnos, a educarnos, a prepararnos para un mercado laboral agresivo e injusto, y al que no todos podrán llegar.

Más tarde, si no eres de los clasificados como inútiles para trabajar, o sea de los desclasificados, puede que encuentres trabajo (habría que consultar al mejor de los brujos para que fuera capaz de adivinar esto), y... Hasta la jubilación, que sospechosamente se acerca cada día más a la fecha marcada en el libro como la del fin de nuestros días.

Es un sinsentido, que el guión esté tan mal escrito, que después de toda una vida de esfuerzos, que después de la carrera de obstáculos que significa el mero hecho de haber nacido, el futuro solo nos depare el final de la vida, sin una pausa que nos aporte un poco de eso que llaman disfrutar de la vida, de felicidad y descanso.

¿Donde, en qué capitulo de nuestra vida, en qué página del guión esta escrito cuando podemos vivir de verdad haciendo uso del derecho al libre albedrío que se nos supone, cuando toca disfrutar un poco del poco tiempo de que disponemos en nuestra terrenal vida? 

Hay que reconocer que hay guionistas buenos y malos y en algunos guiones, van sobrados de esos momentos.

La "suerte" nos ha colocado en un momento histórico donde los guionistas son los mas pésimos que se han conocido, que se dejan manipular por intereses ajenos al verdadero transcurrir de la vida y que han vendido sus plumas al poderoso caballero que se llama dinero (le he retirado el Don a conciencia, pues creo que no merece tan alto tratamiento).

Dicen que el poder corrompe... pero no, son los corruptos los que nos hacen ver que esto es así, pero ya eran corruptos antes de llegar al poder...

Los que nacen en familias más que acomodadas, los que en su época estudiantil disfrutaron de caros colegios y universidades privadas, los que tuvieron la suerte de nacer de unos padres bien situados social y políticamente, los hijos de los ricos y de los políticos de turno, que casualmente son tan validos como sus propios padres y encuentran, cosas del guión, puestos de consejeros en ayuntamientos y diputaciones, de asesores sin asesorar en las grandes empresas privadas.

Son los que llevan en sus células el gen de la corrupción, del robo, del aprovechamiento ilícito de los recursos de todos, los especuladores, los traficantes de influencias, los que encuentran siempre financiación en los bancos, como nuestro bien nacido (se ve que dio sus primeros pasos con el pie “derecho”) Undargarín, que a pesar de no tener con que pagar, el pobre hombre, se le prestan cinco millones de euros para que se pueda comprar una casita digna de su altura y alcurnia y la de su pobre mujer, princesa tonta donde las haya, que por no saber, no sabia ni lo que firmaba.

Son los que nacen, no se sabe bien por que causa o razón con un color de sangre sospechosamente azul, del mismo color de aquellas camisas cuyos portadores cantaban de “cara al sol”, los hijos de esos grandes empresarios que han sabido aprovechar la enorme fuerza productiva de sistemas que permiten el esclavismo, dentro y fuera de nuestro país, los que limosnean nuestra sociedad con veinte millones de euros mientras esconden del fisco inmensas fortunas, los de los que no pagan impuestos y esconden sus beneficios de la hacienda publica, los de los sinvergüenzas que pululan por nuestra sociedad, esos, esos si tienen vida y momentos de disfrute.

Los guionistas de sus vidas si han sabido buscar los escenarios adecuados para su desarrollo. Grandes localizadores…

A esos no los desahucian los bancos, ni los juzgan los jueces más que como si de un teatrillo de guiñoles e tratara, para calmar a la enfadada sociedad, no los penan, no van a las cárceles, no les falta la comida en buenas mesas ni sus vacaciones de lujo costeadas con el dinero del pueblo o robado al pueblo.

Playas soleadas, paseos en carísimos yates, actos sociales que esconden tras la escusa de fiestas benéficas y caritativas y "populares" mesas petitorias el lujo y el derroche.

Estos si hacen un uso exhaustivo de su libre albedrío, sabiéndose inmunes a leyes y otras tonterías que solo son validas para el común de los mortales y no para los de su clase.

Suerte de haber sido clasificados en ese favorecido grupo. ¿O es el destino?

Pronto, en la política de recortes de nuestro sufrido gobierno (digo lo de sufrido, por que lo sufrimos, no por que ellos estén sufriendo al hacer lo que hacen, que en fondo hacen lo que hacen por que así se sienten bien) tocarán las pensiones de los jubilados, subirán la edad efectiva de jubilación para aproximarla lo mas posible al día de nuestro óbito, seguirán empobreciendo a la gente y quitándoles sus derechos y sus medios de subsistencia, escribirán en nuestros guiones que lo que toca es apuntarse al paro indefinido, que no me refiero a las huelgas, sino a las oficinas del INEM, seguirán autorizando los inhumanos desahucios y no cargaran sobre sus conciencias las muertes por desesperación que ya se producen al endiablado ritmo de un suicidio diario, seguirán despreciando a los clasificados como populacho y seguirán enriqueciéndose, ellos y sus amiguetes, a costa de los que no hemos tenido suerte en la clasificación previa.

Estos deberían aprender a dejar nuestros guiones en blanco, a dejar hueco para la improvisación de cada uno de nosotros, a no marcar de forma indeleble nuestro futuro y dejarnos hacer uso de eso, de eso que llaman libre albedrío.

Las páginas de nuestra vida están ya llenas de manchurrones de tinta negra de estos malos escribanos.

Mucho papel secante y una buena goma de borrar es lo que nos hacia falta...

Jose Ramiro, bloguero