martes, 25 de septiembre de 2012

Transparencia como de aguas fecales…



Hoy, en el congreso andan divagando sobre la tan comentada ley de transparencia que debiera darnos a los ciudadanos la posibilidad de conocer al detalle en que se gastan nuestros dineros. Mas allá de los presupuestos, existen partidas presupuestarias mal definidas, escondidas bajo nombres como indemnizaciones, compensaciones, etc, que esconden un chorreo de fondos con un destino poco conocido y muchas veces en dirección al bolsillo de nuestros representantes.
   
Desde ese punto de vista, la ley de transparencia debiera aportar claridad, sacar esas cifras a la luz, pero… una de las respuestas posibles que contempla la ley a las cuestiones que plantee el pueblo es…el silencio administrativo.

Hecha la ley, hecha la trampa. Si pueden no contestarnos y esa es la contestación, esto no es transparencia, es mas de lo mismo es a lo que nos tienen acostumbrados, y seguirán ocultos los tejemanejes de los corruptos, que solo llegan al oído del pueblo cuando algún descontento, o mal pagado, que ya no me creo que sean golpes de honestidad, termina por irse de la lengua, como con los viajes del personaje decrepito que controlaba el poder judicial, el tal Divar, que tantos festines se ha pegado a nuestra costa….

Hoy, esta tarde, el congreso se verá rodeado de aquellos que no entienden la gestión que esta haciendo el gobierno de la situación por la que pasamos, por los indignados, por los cabreados, por los desesperados, por los parados y los que quieren preservar sus derechos y los de sus descendientes, por los descontentos con el reparto de las cargas que propone el gobierno, responsabilizándonos a todos de la deuda de los bancos y de las nefastas inversiones inmobiliarias que desarrollaron los especuladores gracias a esa burbuja inmobiliaria, que se atreven a llamar bonanza económica, y que pusieron en marcha los mismos que ahora nos gobiernan.

Estaremos todos, o casi todos representados, ya que los que no podamos estar allí, estaremos dando, desde donde nos encontremos, nuestro apoyo moral y público a quienes si puedan estar.

Dentro, estarán los de siempre, los del gobierno y otros representantes políticos salidos del ultimo conteo de votos y que con ese beneplácito se han dedicado a incumplir de forma escandalosa las propuestas que se contemplaban en sus programas, gobernando al revés y oponiéndose también al revés.

Fuera, con el pueblo estarán algunos de esos representantes, son los que de verdad están luchando por que el país pueda salir de esta sin dañar a los que no tienen la culpa.

Los representantes que hoy se queden dentro del congreso, estarán dando, de forma explicita, su voto de favor al gobierno, ya que en situaciones como esta ya no hay posturas intermedias, y o estas con el pueblo, o estas, como este gobierno, contra el.

Hoy, esos que se dicen oposición, esos que dan voces con la boca pequeña desde su escaño, esos que utilizan los desmanes del gobierno para hacerse fuerte en la próxima cita en las urnas, dando la imagen de estar en contra de ciertas medidas, pero sin levantar la voz demasiado, no sea que eso les quite votos, esos son los que debieran, haciendo uso ejemplar del mandato de los votantes, ponerse a su lado, gritar como la gente del pueblo, sentir como se siente el pueblo y no dar esa imagen nula, de gente fría que no siente lo que sienten los que no están dentro.

María Dolores de Cospedal compara la convocatoria con el 23F, cuando los residuos fascistas del ejército quisieron arrebatarle el poder al pueblo.

Se equivoca, es justo lo contrario, y ahora es el pueblo el que quiere arrebatarle el poder a los fascistas, a estos que ahora se apodan liberales, pero que esconden detrás de ese nombre que tan bien suena las apetencias de una nueva dictadura, de una nación de castas, de clases, de ricos y pobres, de hijos de papá e hijos del resto, de siervos, de esclavos, de gente callada, de esos, que, eso si, con el truco del almendruco y valiéndose de los votos de quienes creían en ellos, han dado el verdadero golpe de estado, gobiernan a golpe de decretos e ignoran la voz cada vez mas clamorosa del pueblo que les pide que se vayan

Cifuentes, la delegada del gobierno que sospechosamente no encuentra a su marido, ha blindado el congreso con barreras metálicas y un numero de policías desmedido (se habla de 1.300 efectivos para proteger el edificio, con unos pocos que se dedicaran a buscar al marido seguro que lo encontraban, porque estoy seguro que es que no han buscado bien) armados y bien armados, parapetados tras sus escudos y con las porras prestas a descargarse sobre cualquiera que se “desmande” y con los botes de humo y las pelotas de goma bien a mano, pensando probablemente que si que es un golpe de estado el que pretenden dar los manifestantes.

Todos los políticos (casi todos) llaman a la calma… ¿Aun más calma? ¿Hasta cuando la calma? ¿Hasta que ya no haya marcha atrás? ¿Hasta que de verdad aparezcan las cartillas de racionamiento como solución al hambre? ¿Hasta que salga el ejercito a la calle a salvarnos? ¿Hasta que la sucesión de barbaridades legislativas terminen con nuestro país sometido del todo a los designios de la Europa del Euro? ¿Hasta que seamos un vivo retrato de Gracia o de Portugal? ¿Hasta que la sanidad y los hospitales caigan en manos de los amigos del marido de Cospedal? ¿Hasta que nuestros hijos ya no puedan cursar estudios universitarios? ¿Hasta que los brotes de racismo y xenofobia se conviertan en rutinarios? ¿Hasta cuando? ¿Dónde esta el limite que debemos esperar para pedir a gritos que se vayan? ¿Acaso no han demostrado suficientemente quienes son y que quieren del país? ¿No han demostrado que lo único que les interesa es su beneficio personal y el de aquellos cercanos que tanto quieren?

No, no puede existir calma en momentos como este.

Es el momento de hablar, de gritar, de no cejar en el propósito de que abandonen, de exigir un cambio constitucional que no permita que nunca más nos veamos en estas y como estas.

Dentro estarán todos los que representan esta vuelta atrás.

Fuera, los verdaderos representantes del pueblo, los verdaderos dueños de este maltratado país, aunque no nos oirán….

Jose Ramiro, bloguero



Día "D", hora "H"…



Los espías, los servicios secretos y las historias de 007 siempre me han parecido que no tenían más lugar en la vida real que en las páginas de esas novelas y relatos de acción que tantos buenos ratos nos hacen pasar.

Pero no es verdad, pululan por nuestro alrededor, conviven con nosotros y conocen de nuestras vidas más que nuestros propios familiares.

Basta con escribir unos cuantos mensajes de correo que contengan cualquier palabra que al sistema le parezca peligrosa (manifestación, revolución, terrorismo, pistola…), para que salten las alarmas de las centrales de inteligencia de los países.

Sus “sniffers” (programitas informáticos que andan por la red buscando esa terminología peligrosa y cualquier otra que les parezca sospechosa) detectaran un posible brote de violencia y empezarán a vigilarnos más de cerca.

Por nuestro teléfono “inteligente” sabrán de nuestra derrota por las ciudades y pueblos, y por nuestras tarjetas de crédito en que gastamos y en que sitio consumimos, y de una forma mas ladina, a través de la cesión voluntaria que hacen los gobiernos de nuestros datos, incluso de los más personales, sabrán de nosotros casi cada uno de nuestros movimientos y conocerán cada una de nuestras inquietudes.

Esta mañana leía en alguno de los periódicos que suelo hojear casi de madrugada que a un periodista que viajaba desde España hacia Cuba, un funcionario de la embajada de Estados Unidos le ha negado la tarjeta de embarque.

Sorprendentemente, me entero entonces de que tenemos una especie de pacto con aquel país para cederle los datos de los viajeros que saliendo de España se dirijan a cualquier país cercano a estados unidos, para que ellos puedan evitar la posibilidad de que secuestremos el avión y lo desviemos hacia su país y allí cometamos algún tipo de atentado.

Fiscalizan así a todos los viajeros que sobrevuelan cielo estadounidense o cercano y se reservan el derecho de evitar que viajemos, sin más aviso, sin más protocolo.

Supongo, que sin llegar a los extremos de sobreproteccionismo de Estados Unidos (hasta hace muy poco, había que rellenar un folleto para entrar en el país donde te preguntaban, de forma simple e idiotizada, si portabas armas, o si pretendías atentar contra su presidente en vigor, como si los terroristas fueran tontos y contestaran siempre con la verdad…), el resto de los países actuará de igual forma, conociendo al detalle quienes somos, donde vamos, y mucho me temo que hasta por qué vamos…

Ese uso ilegal de nuestros datos se va generalizando, y saltándose la ley de protección de datos, marcando excepciones a la ley, hora por un tratado bilateral con otro país, hora por necesidad de controlar la fantástica formula del copago farmacéutico, se van cediendo de forma generosa a quien nada le importa ni quienes somos, ni donde vamos, ni por que vamos y, como en el caso de las farmacias, nuestro nivel de ingresos a nivel familiar.

En ese aspecto, los gobiernos funcionan como los paparazzi de la prensa rosa y amarilla, olfatean en nuestras mierdas para conocernos mejor, para controlarnos, para, aunque sea de forma velada, cotillear en y de nuestras vidas.

Conocen así nuestras tendencias políticas, nuestros hábitos de consumo, en que pasamos el tiempo libre, nuestra fe, si es que profesamos alguna religión y hasta si somos de misa dominical. El rastro informático que vamos dejando cada día en nuestros correos electrónicos, en nuestros tweets y en nuestro perfil de las redes sociales les entrega una foto cuasi perfecta de nuestras personalidades. Y buscan, y encuentran, y confeccionan expedientes de cada ser sospechoso, y lo vigilan…

No es de sorprender en este tipo de políticos, donde la vuelta atrás, a la mirada hacia una sociedad controlada y obediente les viene de sangre… La confección de listas negras, tan habituales en otros tiempos, mucho me temo que vuelve a la actualidad.

Hoy es el día “D”, 25 de septiembre, y tenemos una cita para desmontar las estrategias de dominación de estos.

Hoy tenemos una oportunidad que seguramente no se va a repetir.

Hoy es el día de elevar la voz, de que nos vean, de que noten nuestro hartazgo, de que comprendan que andan en el camino equivocado, de que queremos salir de la crisis creciendo, no enrocándonos en nuestras miserias, que si debemos, tendremos que pagar, pero en plazos razonables y con intereses justos, que la deuda de los bancos es de ellos y que queremos que sean ellos los que la paguen, que ya está bien de recortes y ajustes, que no queremos perder el bienestar conseguido en tantos años por el capricho de unos pocos, que necesitamos políticas activas de empleo y protección para los millones de parados que no lo están por gusto, que queremos una sanidad universal y leyes justas, que queremos una verdadera separación de poderes y que el país sea realmente democrático, que necesitamos una universidad que sea de todos y para todos y no para los favorecidos por el dinero, que comprendan que la educación es el pilar del futuro de nuestro país, que entiendan que ¡ya esta bien…!!

Día “D”, hora “H”… ¡Ojalá lo entiendan…!

Jose Ramiro, bloguero