domingo, 9 de septiembre de 2012

Cerrado por reformas



En mi experiencia (hace años ya) como gerente de una empresa tecnológica en la que frecuentemente acometíamos reformas de grandes instalaciones, en los trabajos previos, en la fase de diseño y planificación, siempre había una decisión, entre otras muchas, que tomar, hacer la reforma con el negocio abierto o cerrado temporalmente.

Esta decisión, que parece baladí, es muy difícil de tomar. Por una parte, si el negocio permanece abierto, no se pierde clientela ni capacidad de facturación, mas que la imprescindiblemente necesaria por las molestias lógicas durante la realización de los trabajos. Por otra parte, si se cierra, se gana en plazos y se facilitan los trabajos, al disponer de más espacio y tiempo para la realización de los mismos.

Que debe primar más, ¿La producción o la efectividad?

Si que es difícil...

Nosotros, en nuestra empresa siempre apostábamos por hacer las obras a local abierto.

Todos hemos visto alguna vez, como en dos bares contiguos, en la misma calle, pared con pared, uno esta lleno y el otro vacío. ¿Porque? Nos preguntamos. Es fácil, la gente va donde va Vicente, y Vicente va… donde va la gente… Una vez que Vicente deja de ir, es difícil volverlo a atraer. Por eso mejor con el local abierto, vaya que Vicente decida irse al de al lado...

España, actualmente esta cerrada por reformas, (aunque no se si es por demolición, de derechos, de libertades...) hemos decidido hacerlas a conciencia y todas de golpe. El inconveniente, es que se esta afectando la economía de base, se ha dejado de facturar, los clientes se están yendo a otros locales que permanecen abiertos, que ofrecen más comodidad... Vicente, se ha ido….

No se si seremos capaces de atraerlo otra vez...

Acometer reformas tan profundas, sin tener en cuenta el perjuicio posterior nos puede costar caro, muy caro. No se esta teniendo en cuenta la merma de nuestra producción, el cierre de empresas ocasionado por las tremendas medidas, las cifras de paro mayúsculas, la pobreza en las calles y la caída de los servicios sociales, que eran todo un atractivo de nuestro negocio.

Siempre es preferible hacer las reformas a local abierto, reformo el mercado laboral, favoreciendo a las empresas, pero con compromisos de contratación, de formación, de mejoras de la productividad, no facilitando el despido, mermando los derechos y esclavizando al personal…

Subo el IVA, pero promuevo campañas de consumo, facilito el crédito a las familias, las ayudo a poder seguir viviendo…

Atraigo inversiones, facilito la instalación de empresas, pongo en marcha planes de desarrollo territoriales, creo tejido industrial, y no recorto aranceles, facilito las importaciones y me someto a cotas de productividad impuestas por Europa…

Así, si, a local abierto, bienvenidas las reformas que puedan mejorar nuestro futuro.

Como ahora, no, ya que todas, supongo que con las prisas y la falta de meditación, van en perjuicio del mismo…

Hoy, los capitales huyen, a pesar de los indultos fiscales y de las favorables condiciones marcadas por el gobierno para, se supone, favorecer a las empresas. El consumo se ha caído y hemos perdido nuestra soberanía. Y más que vamos a perder. A partir de ahora, nos ponemos a las órdenes de Bruselas, que es quien va a pagar las reformas, y el inversionista, siempre manda.

Si lo admitimos, todo estará perdido.

No es posible mantener esta situación por más tiempo. Puede que Vicente no se vuelva a acordar de nuestro localito y opte por paraísos cercanos, menos problemáticos...

Ni una sola e las medidas y reformas del gobierno van en línea de mejorar la situación

La reforma laboral parece hecha para empeorar las cifras de desempleo, el ataque frontal a los desempleados es casi un insulto y la falta de apoyo a los emprendedores, con esa ley que no termina de cuajar es evidente. Cada día damos menos y peores servicios y por perder, perderemos hasta el turismo sanitario, que aunque utilizaba nuestros hospitales (no de forma gratuita como nos quieren hacer creer, sino pagados por los convenios cerrados con otros países, porque turismo sanitario es el de los europeos que quieren beneficiarse de una mejor atención aquí, no la de los pobres africanos o sudamericanos que han llegado a nuestro país en busca de una mejor vida), se dejaban unos euros en bares, hoteles y cafeterías (además de pagar aunque de forma diferida sus intervenciones hospitalarias y quirúrgicas). Nuestra calidad esta más comprometida, la confianza / país es desastrosa (eso que mide la prima de riesgo)

Nos estamos cargando el negocio.

Ahora, solo llegan ya especuladores (léase Euro Vegas, especulación al por mayor. Mucho dinero publico para el proyecto, le financiamos más del 60% de la inversión como atractor para que se instale aquí. Si la inversión funciona, éxito político, y si fracasa, más deuda para el pueblo) y no verdaderos inversionistas, los empresarios huyen de nuestro territorio hacia tierras más baratas y donde el mercado laboral es aun más libre. La verdadera culpa, es de una política arancelaria incorrecta, que permite producir en terceros países a precio de ganga y traer los productos a España al mismo costo que si los trajésemos a Madrid desde Antequera…

Esa política arancelaria es la que promueve puestos de trabajo de bajo costo en China y Marruecos, donde por ejemplo a las empresas españolas que ya no producen aquí, y que se aprovechan del nulo costo de sus movimientos fronterizos, pagan sueldos de miseria y en condiciones casi de esclavismo.

Claro, que con un par de reformas mas, tenemos a disposición de esas empresas un buen montón de esclavos, los actuales parados, que para no perder las ayudas, tendrán que aceptar cualquier trabajo, aunque sea cosiendo para una de las mas grandes fortunas del mundo,… y sin rechistar…

Más IVA, menos salarios, más recortes, menos “gratuidad”, menos ayudas, pensiones más bajas, jubilaciones más tardías…todo eso es igual a menos consumo… Menos consumo, menos demanda, menos trabajo, más paro, menos empresas, más crisis…

Adiós Vicente, adiós...

Jose Ramiro, bloguero