viernes, 31 de agosto de 2012

De sangre Azul (Cianosis Congénita)



La cianosis es una enfermedad cardiovascular producida por el paso de sangre venosa al sistema arterial que como síntoma más espectacular se caracteriza por colorear de color azul, cianótico, las mucosas y tegumentos del cuerpo. Se suele asociar a esta enfermedad graves problemas nerviosos, producidos por la falta de oxigeno a nivel cerebral.

No es que los que la padecen tengan la “sangre azul”, que la siguen teniendo roja.

Nuestra familia real, tiene ese color de sangre por motivos de nacimiento, de clase, no por enfermedad.

En el comportamiento del monarca, golpeando “cariñosamente” a su chofer por un simple desacuerdo en el sitio de parada del vehículo, demuestra ser poseedor de esa sangre, que causa irascibilidad, incomprensión, y un pensamiento único: yo soy el rey, tú mi súbdito.

Esta, la enfermedad azul de las clases altas, la derechización de la clase política y de los ricos se ha convertido en pandemia dentro de España.

El rojo, color que identificamos con la izquierda, con el progreso y la justicia social, con la igualdad y con la libertad, ha huido de sus venas, y son pocos los que se están librando.

Se sienten distintos, se sienten de “sangre azul”

Últimamente vamos viendo cada día ejemplos de cómo se extiende la enfermedad, de cómo nuestros políticos, nuestros empresarios, nuestros jueces, nuestra clase dirigente va derechizándose, como se apartan de las posturas altruistas y se aferran a posiciones dictatoriales, como demuestran con sus actos ese sentirse distinto, poderosos…

Por cercano, es fácil recordar a Celia Villalobos insultando a su chófer o el “que se jodan” de Andrea Fabra como ejemplos destacados, pero hay muchos más actos y hechos que significan ese sentimiento generalizado de sentirse distintos, de sentirse amos y señores de un país que le pertenece a los ciudadanos, no a ellos

La ley del aborto y las reformas judiciales de Gallardón, las reformas educativas de Wert, las sanitarias de Ana Mato, la postura dictatorial de muchos de los dirigentes actuales, las injustas medidas impositivas, la entrega del país a terceros en esos rescates que nunca llegan, el perdón y el consentimiento de las corruptelas de sus amigotes, el sobreproteccionismo de sus allegados, el nepotismo con el que se comportan, son pequeños ejemplos de su diferencia con el resto de los mortales.

Dice Cifuentes, la del marido desaparecido para la justicia, que la propuesta de rodear el congreso será, en realidad, un golpe de estado…

¿Acaso no lo es su comportamiento?

¿Acaso el recorte de libertades y derechos no es un comportamiento golpista?

¿Acaso sus mentiras durante la campaña le da valor a su gobierno?

¿No es un golpe de estado someter al pueblo a unas condiciones de vida, que con otro tipo de medidas seria evitable?

¿No es un golpe de estado condenarnos a los que menos tenemos a pagar una deuda injusta, provocada por los que más tienen?

¿No lo es dejar sin sanidad a una buena parte de la población, bajar los salarios, promover una reforma laboral que empobrece a las familias, desahuciar parados y eliminar ayudas?, ¿no lo es la subida del IVA, que entra en vigor mañana, mientras se mantienen impuestos simbólicos para las grandes fortunas?

¿No lo es convertir ante la opinión pública cada acto de protesta en un acto de guerrilla?, ¿no lo es convertir las calles de nuestras ciudades en un estado policial?

¡Claro que los es!

Pero…, ellos tienen otra sangre en las venas, sangre azul, no les riega el corazón, el de los sentimientos y sufren de esa enfermedad degenerativa que los lleva a acercarse cada vez más a la extrema derecha, a despreciar los sentimientos del pueblo, a gobernar despóticamente y a no considerar el rechazo patente de la sociedad.

Se derramará sangre en la defensa de la usurpación de derechos a las que nos están sometiendo, y se aferrarán al poder, pelearán por no perderlo, se defenderán con uñas y dientes para no perder su estatus, su poder, sus privilegios, intentaran someter al pueblo, convencerlo de que es lo mejor, de que sus medidas son las necesarias, de que su sociedad es la adecuada…

Ojalá no, pero...
 
Se derramará sangre Roja… y Azul…

Jose Ramiro, bloguero