martes, 14 de agosto de 2012

Quién te ha visto...

Hay una buena cantidad de españoles que dentro de unos días, si algo no ocurre y el gobierno no lo evita, se quedarán en la más absoluta miseria. Son aquellos que con los recortes de este gobierno dejaran de recibir la limosna de 400 euros que “graciosamente” se le entregaban cada mes como salario de subsistencia

400 euros no dan para mucho, es cierto, pero para más de 600.000 españoles es todo lo que tienen. De esa miserable cantidad, deben costearse en muchos caos el gasto de toda una familia, su casa, sus alimentos, la luz, el gas, su vida…

Sería triste y lamentable que no se encontrara una solución para que tan precaria ayuda continuara.

Claro, que existen los comedores sociales, y otro tipo de ayudas de beneficencia que ayudarán a paliar las necesidades de los españoles.

Europa ya ha destinado y preparado millones de toneladas de alimentos básicos para enviarlos a España, y los noruegos han montado un programa de apadrinamiento de niños españoles que ya está funcionando.

España, país altruista y caritativo, colaborador en los desastres ajenos, siempre dispuesto a ayudar allí donde sea necesario, se ve ahora en la necesidad de recurrir a la ayuda internacional para que “sus pobres” puedan seguir siendo pobres.

Dice el gobierno, que no tenemos dinero para mantener la paupérrima ayuda, más cuando los receptores se han acomodado a su situación y no hacen nada por reinsertarse laboralmente. Y lo dice con desparpajo, como si el mercado laboral fuese activo y las ofertas fluyesen como antaño.

Las preguntas que surgen son obvias: ¿Alguien en su sano juicio realmente piensa que los parados quieren seguir parados? ¿Alguien piensa que se sienten satisfechos con su vida? ¿Alguien cree que no hacen nada para salir del estado de dependencia y mediocridad al que los ha condenado el sistema? ¿No será este sistema el que los condena a la indeseable situación?

No quiero pensar que existen personas que lo piensan. Me irrita que si las haya.

Dice el portavoz parlamentario del partido en el gobierno Alfonso Alonso que los 400 euros son para pagar los parados de Zapatero, que estos no hacen nada por reinsertarse, y que por tanto no son merecedores de la limosna gubernamental.

Muchos de los parados, efectivamente son un mala herencia que tiene el país, pero deberíamos analizar de donde provienen.

Hubo un tiempo, hace ya bastantes años, en España empezó a inflarse una burbuja inmobiliaria favorecida por el gobierno de entonces que llevo a muchos jóvenes a abandonar sus estudios e incorporarse de manera precipitada a un mercado laboral que demandaba mano de obra masivamente, que ofrecía salarios de ensueño a la gente, que enriquecía en pocos años a personas que accedían por primera vez a un empleo. Una burbuja que ayudada por los bancos consiguió que se renovara casi totalmente el parque automovilístico español, que concedió créditos a mansalva permitiendo que todos tuviéramos una vivienda digna y una vida llena de “placeres”.

Hubo un tiempo, donde el dinero fluía a raudales y donde tuvimos una oportunidad de oro de cambiar el tejido industrial español en vez de apostar por algo tan efímero como el ladrillo.

Hubo un tiempo de oportunidades perdidas, donde pudimos dejar de ser un país de servicios y habernos convertido en un país industrializado, productivo y con futuro.

Pero no lo hicimos.

Los causantes de aquella burbuja, hoy absolutamente desinflada, no fueron Zapatero y sus gobiernos, aunque es cierta su responsabilidad por no haber puesto fin a la aberración que él si que heredo.

Los causantes, los verdaderos culpables, fueron los gobiernos de Aznar y los bancos. Ellos son los que nos han traído hasta aquí, y negar esa evidencia solo es entendible como acto publicitario y electoralista (igual piensan que hay elecciones cerca cuando culpan sistemáticamente de sus actos y responsabilidades a un pasado infinitamente más justo socialmente hablando)

El gobierno actual, heredero ideológicamente de aquel que empezó a soplar en el globo ahora reventado de ladrillos, debería reconocer su responsabilidad en el asunto y dejar de echar balones fuera constantemente. Debería reconocer la injusticia de eliminar una ayuda misericordiosa que se le entrega a los que nada tienen. Debería reconocer que los bancos que ahora estamos rescatando son los que facilitaron los fondos para que la burbuja naciera y se mantuviera artificialmente durante tanto tiempo. Debería reconocer que son ellos los arruinados y los causantes de nuestra ruina. Deberían reconocer que la última reforma laboral solo esta ayudando a las empresas, facilitando el despido, expulsando del mercado laboral a los que aun tenían un puesto de trabajo, abaratando los salarios y permitiendo que la cifra de parados suba como una nueva burbuja difícil de pinchar…

Los trozos del globo roto son los que ahora forman los activos tóxicos de una banca que lo hizo mal y que exige la creación de un “Banco Malo”, que no es más que transferir esos activos, que hoy nada valen y que se almacenan en urbanizaciones y pueblos fantasmas y en ficheros de morosos, al pueblo, socializándolos y haciéndonos a todos los ciudadanos responsables de sus deudas, sus desmanes y sus abusos.

La crisis, esta falsa crisis (quien realmente necesita ayuda son los bancos, no el país) se está llevando por delante al menos a dos generaciones de españoles. Una, la que abandono sus estudios y se dedico con ahínco a poner ladrillo sobre ladrillo la monumental pirámide que hoy es la ruina de los bancos, y otra, los hijos de aquellos, que hoy se ven en situación de desespero al no tener cubiertas ni siquiera las necesidades más básicas.

Siempre podremos acogernos a la caritativa limosna cristiana de una iglesia protegida y poco colaborante, que no paga impuestos y lucha contra derechos establecidos, o a los planes de ayuda de los países más ricos, que apadrinando niños españoles nos permitirán la lenta recuperación de una crisis que no es de todos, aunque nos la vendan constantemente así, que es de la banca española, que amparándose en una situación de alegría económica mal administró sus ingentes recursos, o podemos esperar el milagro de que aquellos corruptos (muchos) de la época decidan altruistamente devolver lo que se llevaron y aliviar las necesidades de tantas y tantas familias.

Quien nos ha visto, y quien nos ve…

Jose Ramiro, bloguero