jueves, 26 de julio de 2012

¿Vivo o muerto?


El mundo que conocemos, el de todos los días, sigue dejándose llevar por la física Newtoniana, donde todo es previsible medible y ubicable. Unas pocas leyes, simples y fáciles de entender justifican todo lo que vemos y casi todo lo que sentimos.

Cosas grandes, como el universo tal y como lo vemos, es describible a grandes rasgos por esas pocas leyes, y con la simplicidad y la belleza de las mismas podemos comprender que los planetas están donde están por que el maravilloso y enigmático equilibrio entre la fuerza de atracción de su estrella madre con la fuerza centrípeta de su movimiento alrededor de ella los mantiene estables en su órbita. Podemos comprender que si sueltas un objeto en el aire caerá hacia el suelo gracias a la conocida fuerza de la gravedad y podemos entender la trayectoria parabólica de una bala o porqué el fuego desprende calor…

Todo lo de nuestra talla, las cosas que nos rodean, que podemos tocar y ver, se explican desde la perspectiva de la física clásica.

Desde el punto de vista de lo pequeño, de lo muy pequeño, las cosas no son tan sencillas, y para poder describir el mundo subatómico, sus componentes y su existencia, a veces efímera, hemos tenido que desarrollar otra física con capacidades descriptivas diferentes, complejas y cada vez mas lejana a los postulados de la física clásica, con la que se busca la integración, pero que cada nuevo descubrimiento aleja más de nuestra comprensión.

Una física donde se maneja una terminología alejada de cualquier idioma y que describe objetos y efectos sorprendentes y, a veces, casi increíbles. Una física, donde lo que es mensurable no puede ser ubicado y al revés, y donde conocemos muchas de esas partículas imaginadas por el simple efecto que causan en otras. Partículas con nombres exóticos y que nada tienen que ver con el mundo real : Quarks, neutrinos, fotones neutrones y electrones… y miles más, con características aun más exóticas, como carga, masa, spin, color o sabor, que describen características inimaginables que solo las matemáticas más avanzadas son capaces de poner en papel

Tan difícil es de entender, que es una física para profesionales, que solo con libros de divulgación escritos por verdaderos artistas del lenguaje es capaz de llegar al pueblo llano.

Es, tan difícil de entender como la política, que se mueve muchas veces en sentidos distintos a los que parecen razonables, por vericuetos recónditos que nos sorprenden y muchas veces nos disgustan.

Y aquí pasa lo mismo. Para entenderlo, hace falta que nos lo expliquen, ya que sin ese paso necesario, es difícil de entender el porqué de medidas en apariencia injustas, y políticas y actos que, contra lo que pueda parecer, no ayudan sino que perjudican.

Hoy, he visto como es un clamor popular, (quiero decir del pueblo, no del partido) el rechazo contra las propuestas Gallardonistas sobre la ley del aborto y he visto a la gente del partido movilizándose para justificar cosas injustificables.

He visto, como el Ministro Soria sigue sin recibir a Ángel Vadillo que ya lleva 44 días sin comer a las puertas del Ministerio, en el afán de defender las energías renovables.

He visto como han permanecido sentados los diputados populares de la asamblea de Madrid, salvo alguna excepción,  mientras el resto de la cámara, en pié homenajeaba al recién fallecido padre de la constitución Gregorio Peces Barba, en un nuevo acto de desprecio hacia lo diferente.

He visto como se niega el rescate de España cuando todo nos dice que se está produciendo.

He visto como han aumentado los expedientes de regulación de empleo incluso con la reforma laboral que prometía un aumento de los puestos de trabajo.

He visto como sigue la lucha de los mineros y como se sigue importando carbón no nacional.

He visto como arden los bosques y se mantienen los recortes en prevención.

He visto a funcionarios e interinos tremendamente preocupados por su futuro

He visto que hay comunidades arruinadas y bancos que siguen enriqueciéndose.

He visto como las compañías suministradoras de electricidad dan beneficio en sus cuentas y sin embargo nos suben las tarifas.

He visto como en el mercado, en las pequeñas tiendas se vive con preocupación la próxima subida de impuestos y la libertad de horarios.

He visto como se siguen privatizando servicios y como desaparecen derechos.

He visto como en España se empieza a pasar hambre.

He visto a españoles plantearse seriamente abandonar el país.

He visto como se les quita el derecho a los menos pudientes a la vacunación de sus hijos.

He visto como en la prensa extranjera nos ven como un país perdido, descabezado.

He visto como cada día hay más prostitución entre las españolas.

He visto a una presidenta de comunidad huir del rechazo de sus ciudadanos.

He visto la desesperación de los jóvenes por su futuro más que incierto y la de los ancianos por la poca vida que les queda.

He visto caras de incredulidad entre los jubilados.

He visto jueces descalificados administrando justicia y delincuentes disfrutando de su libertad.

He visto el enriquecimiento ilícito de buena parte de la clase política.

He visto al Fiscal General del Estado “negarse” a la investigación abierta sobre los causantes de nuestra ruina.

He visto muchas más cosas y nadie da explicaciones…

Tal vez si nos lo explicaran…

Como en el famoso experimento del “gato de schrödinger”, que ya en su concepción en 1935 describe perfectamente las sensaciones que nos transmite esa falta de comunicación, nunca sabemos lo suficiente para determinar si lo que ocurre es una ilusión o una realidad.

Veamos: Cojamos al Presidente y encerrémosle en la Moncloa con un asunto sobre el que haya que tomar una decisión con, digamos, una probabilidad del 50%, es decir optar entre si o no, y preguntémonos si será capaz de tomarla, o la tomará en ese plazo de tiempo. Pasado el mismo, si no nos lo comunican, la probabilidad de que haya tomado cualquiera de las opciones es del 50%, por lo que la decisión, hasta que saquemos al presidente del interior y nos lo cuente, estará en una fase no conocida de tomada/no tomada es decir, si/no a la vez. Será una incógnita sin resolver.

El permanente silencio, ese jugar al escondite con el pueblo no nos beneficia ni a nosotros ni a la imagen de España como país.

Es lo que genera las dudas y lo que nos mantiene con una prima de riesgo disparada, una bolsa hundida y pagando intereses de usura.

Si la réplica del experimento la realizáramos con el diseño original, en base a veneno, partícula radioactiva y tiempo estimado de desintegración y eso, el presidente entraría en una fase de muerto/no muerto hasta que consiguiéramos entrar en la Moncloa..

Ciertamente, el resultado es muy parecido a la realidad…

Es difícil seguir así…

Jose Ramiro, bloguero