domingo, 15 de julio de 2012

La complejidad del ser español


Hoy no quiero hablar del “que se jodan” de esa señora que todos ya conocemos, ni de su marido y sus excentricidades, ni voy a hablar de los recortes que nos proponen desde el gobierno.
No voy a hablar de las mentiras de los ministros ni del rescate.
No voy a dejar por escrito el malestar de los autónomos y parados.
No voy a hablar de la paga extra de los funcionarios, ni del IVA repercutido o soportado.
No voy a comentar siquiera los últimos casos de “palpable” corrupción que aparecen en los titulares, ni de la derechización de las radios y televisiones públicas.

Voy a hablar de otra cosa…

Somos un pueblo complejo y multicultural; un pueblo abierto y acogedor, donde todas las creencias, todas las razas y colores y todas las ideas tienen cabida.

Históricamente nos hemos ido formando, como nación, de retazos, de trozos, de los que por aquí han ido pasando: 

Iberos, Celtas y Celtiberos.
Tartesios, Fenicios, Griegos y Cartagineses.
Romanos, Suevos, Vándalos y Alanos.
Visigodos y Musulmanes.
Moros, Judíos y Cristianos

De todo esto, bien mezclado, somos el resultado.

No fue fácil formarnos como nación. Mil guerras  y más, fueron necesarias para ir formando nuestro carácter luchador y orgulloso. Conformista y amable. Servicial y acogedor. Terco y fácilmente entusiasmable. Con ganas de vivir y de sacar provecho de la vida. Emprendedor y trabajador.

Llevamos tantas razas, tantos colores y tanta sangre mestiza, que hemos terminado por convertirnos en seres tremendamente complicados.

De toda esta historia que llevamos dentro, parece que nuestro subconsciente mantiene vivos ciertos rasgos que ya deberían haberse perdido.

Tantas guerras y luchas intestinas han marcado fuertemente la pertenencia a grupos diferenciados, y eso nos mantiene en pugna constante entre nosotros mismos.

Marcamos y buscamos las diferencias entre el norte y el sur, el este y el oeste, pensando cada uno de nosotros que nuestro grupo social, el más cercano, es el que destaca por encima del de los demás

Pura falsedad. Por más que un catalán pretenda diferenciarse de un andaluz, o un vasco de un valenciano, o un gallego de un extremeño, todos somos portadores de una misma carga genética. Nuestro mestizaje nos iguala.

Es por tanto inexplicable porqué algunos se empeñan en marcar diferencias.

Sin embargo, social y políticamente sí que existen esas diferencias que nos terminan agrupando por clases. Nos definimos como gente de izquierda y de derecha. Como pobres y ricos. Como clase alta y clase baja. Incluso como educados y maleducados.

Y es verdad.

Socialmente, las capacidades dinerarias de las personas marcan distintos raseros dentro de la sociedad.

Los pobres, se sienten pobres incluso de personalidad, y los rasgos de orgullo y lucha están disminuidos, aletargados.

Los ricos, por el contrario se sienten poderosos, capaces y dueños del mundo que los rodea.

Políticamente, también.

Las izquierdas, siempre más humanas, defienden las “castas” más bajas y las posiciones sociales más desfavorecidas; y las derechas, defienden la “alta sociedad”, el capital y las posesiones.

Todo el mundo hace bandera de sus ideas y situación

Los ricos se sienten parte de un grupo de privilegiados con derechos innatos sobre los pobres.

Los pobres, se sienten parte del grupo de los desfavorecidos por la vida y se sienten llenos de “deberes y obligaciones” hacia las clases más altas.

Esas diferencias son falsas. Asoman en nuestras vidas solo por que le damos la oportunidad.

Pago, por tanto soy el dueño
Me pagan, por tanto le pertenezco

Ni amo por pagar, ni siervo por cobrar.

En la España actual, hoy mas que nunca estamos viviendo un proceso de afianzamiento de estos falsos ideales, donde los ricos, los poderosos, la clase alta, se siente dueña del país, y hace y deshace sin considerar el sufrimiento y el sacrificio que sus decisiones y actos causan en las clases mas bajas.

Marcan las diferencias de clase con absoluto desparpajo, se apoyan, se encubren, se protegen. Se ríen del resto del pueblo y se aprovechan de él. Lo maltratan y lo desprecian, lo insultan.

Los otros, las clases menos favorecidas, la gran mayoría del pueblo español, se esta despertando de su aletargamiento y empieza a reconocerse como un grupo fuerte dentro de la sociedad. Con capacidad para cambiarla. Que se revela contra la injusticia social y las clases privilegiadas. Que protesta, que no se rinde. Que alza la voz y planta cara. Que está cansada, que desea una sociedad mejor y más justa.

Quizás sea llegado el momento de proponer un cambio social profundo, inimaginado hasta ahora, que rehaga a este pueblo, a esta nación, bajo un nuevo formato.

Ninguna, o casi ninguna de las formulas hoy en vigor valen para esta reconstrucción del país.

Hay mucho que hacer.

Hay que eliminar la injusticia y la corrupción. Las tremendas desigualdades sociales. El aprovechamiento de los ricos sobre los pobres. El comportamiento anárquico y dictatorial de las administraciones. El abuso de poder y el enriquecimiento ilícito. La discriminación en todas sus formas y la desigualdad por razón de sexo. La violencia y el arraigado machismo. Romper con la filosofía de los dos mundos y crear un uno y único mundo para todos.

Si. Hay mucho que hacer.

El ciudadano medio, esas clases desfavorecidas, no están amparadas por una constitución obsoleta, antigua, desfasada socialmente, que prioriza y suspende las leyes para un  grupo de personas que, ya no nos representan. Ni están amparadas por una clase política que los va hundiendo en la mas absoluta de las miserias mientras favorece a bancos e iglesias.

Nos tenemos que dotar de una nueva ley marco, de una nueva constitución capaz de recoger las inquietudes y necesidades del pueblo.

La “nueva constitución” esta en blanco.

¿Quién va a escribir las primeras líneas? ¿Lo haremos desde el pueblo, o esperaremos que nos la den escrita?

Yo, voto y apuesto porque si lo hacemos desde las bases, desde el pueblo, será, de verdad, la constitución de todos. La que necesitamos…

El libro está en blanco. ¿Quién empieza?...

Jose Ramiro, bloguero