miércoles, 20 de junio de 2012

Algo va a pasar. Y será grave…

Mientras el presidente, cual muñeco de cartón piedra, asiste a la reunión del G20, con el único fin de contarnos lo bien que va todo, los buenos acuerdos a los que ha llegado y desmentir las declaraciones del resto de los integrantes, que van en la dirección de un rescate total a España, su ministro Montoro, dice que España no va a ser rescatada por que no lo necesita.

Los rumores, cada vez más fuertes, en el sentido contrario, ponen en duda la ”seguridad” con que Montoro se agarra a la fantasía de que el PP va a conseguir sacar al país de esta.

Mientras tanto, se siguen acometiendo barbaridades desde el gobierno que terminarán por justificar una verdadera revolución social.

La falta de apoyo a la minería, que no dudo que no es rentable, no se debe hacer en los términos en que lo están haciendo. Es necesario buscar alternativas reales al problema antes de cerrar las minas.

Cerrar las minas de esta manera no puede traer nada bueno, ya que una multitud de familias viven de ese sector y hoy, no existen alternativas laborales para sus componentes.

La industrialización de la zona, la implantación de fábricas y empresas darían salida laboral a los mineros y entonces, solo entonces estaría justificado el cierre de las minas.

Esto no es posible, ya que las cifras de consumo en España no hacen atractivo el país para las grandes empresas, que además, gracias a esa mal llamada “globalización”, encuentran países donde la implantación y el desarrollo de sus empresas se realiza a “bajo costo”, pudiendo traer, aun así, sus fabricados a España y al resto del mundo con muy poco costo adicional en base a los bajos aranceles.

La persecución anunciada por el ministro Montoro de la economía sumergida, sin alternativas en el mercado oficial, ahondará aun más la crisis económica del pueblo, y junto con el aumento de la desprotección (suspensión de las ayudas a los parados de larga duración de mas de 45 años) pone a la sociedad en una posición donde sobrevivir será cada vez más difícil.

Sin políticas activas de empleo, con una corrupción galopante, con un nivel de gasto superfluo agigantado, con un estado que en la práctica está paralizado, no es posible ver una salida a corto plazo.

La indignación de la sociedad es cada vez mas acusada. Todos los días tenemos noticias que nos irritan sobremanera.

No es posible, en la actual coyuntura, gastarse 190.000€ en un cuadro, ni mantener un senado, que por demás, no sirve para nada. No es posible rescatar bancos a costa de los ciudadanos. No es posible permanecer en el círculo vicioso de financiar bancos para que compren deuda soberana. No es posible leer en las noticias que un alcalde se ha subido el sueldo, o que los viajes particulares de algunos personajes se paguen con el dinero de todos. No es posible que el negocio y el lucro sea siempre para los mismos.

No es posible ni admisible.

En toda ley debe prevalecer el objetivo de ser lo menos dañina posible para la mayoría.

Este gobierno, legisla injustamente a la inversa.

Sus leyes y medidas ahondan la desigualdad social, favoreciendo a la sociedad de los ricos en perjuicio de la de los pobres, en lugar de igualar, en lo social, a unos y otros.

Ahora, ya es un planteamiento serio la subida del IVA, uno de los impuestos que menos discrimina entre ricos y pobres, y el aumento de los impuestos sobre gasolina y gasoil tocaran  aun más nuestros ya vacíos bolsillos.

En castilla la mancha, desaparecen las ayudas a los comedores escolares y eso habrá conseguido que niños que antes se sustentaban con ese almuerzo diario, ahora no dispongan de el.

Si hacer esto, todo esto, es ser más europeos, que es el argumento que continuamente esgrimen, yo no quiero ser más Europa, y como yo, supongo que muchos de mis conciudadanos.

No se puede cambiar el bienestar de un pueblo y sus derechos, al capricho de los grandes capitales, esos “Mercados” de los que tanto hablan.

Si es necesario, habrá que cerrarles las puertas, defender unos aranceles justos, que hagan este país una fuente de atracción para la implantación de las grandes multinacionales.

Penalizar las inversiones en el exterior y facilitar las que se produzcan en nuestra tierra. Apostar por energías limpias y baratas. Luchar contra la corrupción y el enriquecimiento ilícito. Protegernos de “Los Mercados”, saliéndonos, si es necesario, de ellos.

Ayudar de verdad a los emprendedores en su carrera por ser empresa, ayudar de verdad a los parados a encontrar trabajo, ayudar de verdad a ese numero ingente de investigadores españoles inventores natos, para que sus patentes se desarrollen aquí y no tengan que buscar alternativas en otros países, ayudar de verdad, y en definitiva a reactivar la economía exigiendo a la banca un compromiso social por el desarrollo.

Cambiar el formato de nuestro país, y reconvertirlo de un “país de servicios” a un “país de producción y exportación”, apostando fuertemente por la I+D., apostando por el futuro.

Dejar quebrar los bancos no es tan malo.

Es seguro que habría pequeños ahorradores perjudicados, pero los grandes perjudicados no los serian estos, sino los inversores y accionistas, los que han puesto su dinero en planes de inversión, lucrativos cuando salen bien. Si ahora han salido mal, era un riesgo asumido.

Los accionistas de los bancos, eran, o deberían haber sido conscientes de los que significa serlo. En el mercado de las acciones a veces se gana, a veces se pierde. Ese es el mundo de la empresa.

Por tanto, si tienen que quebrar, que quiebren y que se exijan las responsabilidades de sus gestores por esas quiebras.

Cuando una pequeña empresa, gasta más de los que ingresa y entra en situación de quiebra, ni el estado ni los bancos acuden en su rescate.

Por el contrario, los administradores, si realmente su gestión ha sido la causante de esa quiebra, se verán, con toda probabilidad ante los tribunales, y responderán con su patrimonio presente y futuro al perjuicio que hayan podido ocasionar.

Si hay que rescatar a alguien, es al ciudadano español, que cada día lo tiene más difícil.

No es digno de este país, no solo no juzgar a los culpables reales de la quiebra del estado, -bancos y políticos que han gastado o prestado sin freno durante estos años- si no además “proteger” su futuro con pensiones agigantadas que darían de comer a familias enteras durante largos periodos.

No es justo, que un desempleado se quede sin ayuda mientras se sigue gastando a manos llenas y mientras los salarios de políticos, banqueros, consejeros y demás calaña suman cifras espeluznantes (varias veces la suma de un salario normal y a veces muchas veces ese salario)

No es justo que sigan los desahucios mientras se plantea rescatar a los bancos y no a los desahuciados.

No es de justicia que al amparo de una mayoría parlamentaria, hoy ya dudosa, hagan y deshagan sobre los derechos de los españoles, hasta de los mas elementales.

Que jueguen con la salud, con la educación y con el empleo de la gente es suficiente motivo para esa indignación creciente.

Que se toque los derechos más fundamentales, hará sin duda que el pueblo tome medidas.

La privatización de esos derechos, los convertirá en privilegios, donde solo se beneficiarán de ellos los privilegiados: las altas capas de la sociedad, seguirán teniendo acceso a buenos colegios, buenas universidades y buenos hospitales. El resto, las capas medias y bajas terminaran siendo socorridos por la beneficencia y la limosna. Buen caldo de cultivo para una revolución.

Una situación de este tipo, implica necesariamente que el gobierno se someta a la confianza de su pueblo, y de no hacerlo, el pueblo, más temprano que tarde, le retirará esa confianza en la que ahora están parapetados.

Si no se remedia, algo va a pasar. Y será grave…

Jose Ramiro, bloguero

domingo, 17 de junio de 2012

¿Otra forma de gobernar es posible? ¿Cuál?


La democracia, ese bonito y práctico sistema del que nos dotamos en España constitucionalmente, tiene, como no puede ser de otra forma, sus cosas buenas y sus cosas malas. Nada hay que conozcamos que solo sea bueno o malo.

De bueno, nos aporta la posibilidad de ser gestionados, palabra que me gusta más que “gobernados” por la gente que elija el pueblo con sus votos.

De malo, que esa gente elegida, pierde el contacto con sus electores, prácticamente desde el día siguiente a la elección y actúan por libre.

Esto ocurre por ley natural, no es lo mismo opinar desde fuera, que cuando se tiene toda la información, cosa que no le ocurre al ciudadano medio, y si al político cuando toma contacto con su cargo.

Esto nos lleva a la desconexión, ya que el votante, normalmente, ve como sus expectativas con respecto a los gestores no se cumplen.

España, está pasando por un momento tremendamente difícil, y sin querer buscar culpables, que a poco que se indague en el pasado, darían la cara, es cierto que debe ser tremendamente complejo encontrar una salida.

Las distintas políticas que se pueden aplicar, darán resultado a medio y largo plazo, y en cualquier caso, habrá que tomar decisiones que no siempre serán populares.

Estas decisiones, convenientemente explicadas, encontrarían el apoyo popular necesario, ya que el elector, es de suponer, entendería la gravedad del momento y apoyaría medidas en dirección a la salvación del país.

Para resolver un problema, hay que mirarse todas las incógnitas, y si está bien planteado, la solución será evidente.

¿Qué nos pasa?

Pasa, que los políticos, durante las campañas electorales nos cuentan lo que queremos oír, no lo que van a hacer, y da igual quien llegue a gobernar. Pasa, que esto se traduce en una sensación de engaño que lleva al desencanto generalizado. Pasa que los gestores no gestionan y los opositores no se oponen.

Estamos hartos de oír al gobierno decir que lo que están haciendo es lo mejor para el país. ¿Lo es? No lo sabemos.

Estamos hartos de oír a los grupos y políticos de la oposición decir que se puede hacer de otra forma. ¿De cual? Tampoco lo sabemos.

El gran problema de paro que existe en España, es insoportable social y económicamente. Ruina, solo trae ruina.

No se ven medidas, que puedan favorecer el empleo, a menos a corto plazo, pero las grandes preguntas son: ¿Tiene capacidad el país para tragarse cinco millones de parados? ¿Se pueden generar cinco millones de empleo en esta situación?

La terrible respuesta es: NO

No, porque en España no existen estructuras empresariales con capacidad de contratación (muy pocas), y eso ocurre, por dos razones: Una, que es el nuestro un país volcado en el ladrillo desde hace muchos años, y esa actividad esta, hoy por hoy, muerta. Dos, que el otro gran motor económico es el turismo, y en una situación de crisis mundial, tampoco es un sector con gran futuro a corto.

El tejido industrial en España no existe en la práctica, y la globalización afecta negativamente, ya que mientras existan “mercados” más baratos, las grandes empresas, generadoras de puestos de trabajo, optarán por ellos.

No hay que escandalizarse cuando una empresa desmonta su chiringuito en España y se lo lleva a países más baratos. Es la ley del mercado. Gasto el mínimo, ganancias las máximas.

La solución al problema es compleja, sin duda, pero entiendo, y esto es un punto de vista personal, que se podrían tomar algunas medidas que favorecerían la recuperación. Medidas, en cualquier caso arriesgadas, pero que bien puestas tiempo y forma, nos sacarían de este enorme bache. Medidas, que en muchos casos nos cuentan los políticos en sus programas, pero que después, cuando se convierten en gestores, bien por incapacidad, bien por miedo al error, bien por presiones, nunca se llevan a cabo.

Es tiempo de exigir actitudes valientes. No dar un solo paso atrás y siempre al frente. No dejarse presionar, y actuar en buena ley a favor de los gestionados, que en definitiva son los que los han puesto en su lugar.

El lastre económico que significa la inexistencia de consumo es enorme. Si no compramos, no hay que fabricar, ni importar, ni cambiar los escaparates. No habrá empleo. Es tontería pretender que la economía arranque cuando se le ha puesto un freno a la capacidad de gasto de las personas, que son las que mueven el dinero.

No hay trabajo. No hay crédito. No hay dinero. Así no es posible.

Una rebaja de los costos sociales a las empresas, no ayuda. El estado recauda menos, el trabajador no gana más y por tanto no consume, y la empresa es la única beneficiada en este asunto.

Si cambiáramos esa partida de mano, es decir, si esa rebaja del costo social estuviese dirigida a incrementar la nomina del trabajador, la empresa no sufriría más de lo que ya sufre, sino al contrario, ya que se potenciaría el consumo y por tanto las necesidades de producción. Aumentaría la oferta de puestos de trabaja, y a largo, el estado recaudaría más. Me atrevería a decir, que esta simple medida, hasta reactivaría el crédito, ya que la mayor garantía laboral de las personas cambiaria la actitud y los miedos de la banca en este momento.

Esto solo, no nos salva.

En paralelo, habría que aplicar una política arancelaria justa. Si una empresa fabrica en un mercado más barato que el nuestro, sus productos deben estar gravados en su entrada al país, al punto que no sea rentable llevarse la fabricación fuera.

Un buen control fiscal del dinero negro y la economía sumergida, afloraría cantidades inmensas de dinero que hoy está desaparecido y el solo hecho de “enseñarlo” tranquilizaría los mercados.

La persecución del fraude fiscal y de la corrupción tendría efectos parecidos.

La potenciación de las líneas de I+D+I, inexistente en la practica, nos convertiría, con el paso del tiempo en potencia investigadora y de desarrollo. Un gran capital investigador hoy está emigrado y renta en otros países.

La jubilación tardía (más de 65 años) complica el acceso de los más jóvenes al mercado laboral, despreciando esa nueva sangre que aportaría vitalidad e ilusión a las empresas.

Esto, todo esto, suena muy bien, pero hay que analizar como interaccionan estas medidas con las necesidades reales del país.

Hay que seguir pagando pensiones y no queremos perder el estado del bienestar. Tenemos que pagar la enorme deuda del estado, y todos somos responsables de ella, no solo los gestores. Tenemos que pagar la enorme deuda privada, y el garante final, también es el estado. Lo que debemos es por que nos lo hemos gastado, y ya se que en muchas ocasiones lo hemos gastado de forma ineficiente o innecesaria, pero la realidad es que lo debemos y hay que pagar. Hoy, buscar responsables de la situación no tiene mucho sentido. Lo que hay que buscar es la solución. Después, tiempo tendremos para depurar responsabilidades.

Lo hecho, hecho está. Ahora toca afrontarlo.

Exijamos unos intereses y plazos razonables. Renegociemos la deuda con quitas y aplazamientos. Hagámonos responsables de ella en términos razonables y llevaderos. El país es lo suficientemente grande e importante como para que nos oigan y se sienten a negociar.

Reformemos de verdad el mercado laboral potenciando la creación de industrias y empresas rentables. Favorezcamos su implantación y obliguemos a salarios y jornadas justas. Sin costo añadido, es posible.

Exijamos a nuestros políticos que no le pongan apellidos a sus políticas de izquierdas o de derechas, sino que desarrollen políticas socialmente justas, que den amparo a los más desfavorecidos y no perjudiquen a la sociedad.

Pidamos a los partidos políticos que piensen en que si existen, es por que hay gente detrás que cree en ellos y espera actitudes constructivas y de apoyo al país.

Pidamos a las organizaciones sindicales que apoyen con todas sus fuerzas medidas en dirección al crecimiento, aunque a veces parezcan dolorosas.

Pidamos a nuestros representantes que trabajen en esa buena dirección y que no nos cuenten lo que queremos oír, sino lo que realmente hay que hacer.

Pidamos a los gestores que sean fríos y metódicos, que actúen sin miedo a las presiones externas, y que solucionen el problema de los españoles. Son nuestros elegidos y tienen la obligación moral de intentarlo.

Pidamos al poder judicial verdadera independencia, sin amiguismos ni politizaciones. Justicia de verdad.

No soy yo un especialista en macroeconomía y probablemente mis razonamientos contengan errores, incluso de bulto, puede que sean hasta simplistas, pero desde una visión “callejera” la salida de esta situación se puede conseguir con un poco de valentía y adoptando medidas justas.

Ahora, respondiendo a la pregunta de cabecera, la respuesta: SI, es posible.

José Ramiro, bloguero

jueves, 14 de junio de 2012

Profundo pozo para salir de él


Es habitual durante las campañas electorales, mentir, aunque sea un poquito, para convencer al electorado de que nuestra opción es la mejor y más deseable para los próximos años.

El Partido Popular, cumpliendo con esa norma no escrita, no paro de decir en campaña que toda la culpa de lo mal que nos iba era de Zapatero y su gobierno, prometiéndonos la “salvación” y contándonos que con ellos, todo iría bien.

Con ellos, sacar a España del bache, sería un juego de niños.

Tanto es así, y tanto confiaban en sus capacidades, que Cristóbal Montoro llegó a pedir a la gente de Coalición Canaria que dejaran hundir España, que ellos ya la sacarían a flote.

Luego, estaban tan convencidos de lo que nos decían, que no podemos considerar sus mentiras como grandes mentiras, sino como mentirijillas. Como todos en campaña…

Los “salvadores” de España, no tenían el suficiente conocimiento de la herencia que iban a recibir.

Una herencia, que no viene de Zapatero, no.

Todos nuestros problemas empiezan cuando un gobierno de derechas que tuvimos, el de Aznar, en lugar de preocuparse, en buenos momentos para el crecimiento, de potenciar un tejido industrial fuerte y robusto que se convirtiera en el verdadero motor de España, aposto por el ladrillo.

Los bancos, involucrados en esa ola de crecimiento, apostaron a lo mismo, potenciando a un sector, que tenia un techo perfectamente visible a futuro, y que todos sabíamos, (bueno, todos no, Aznar no lo sabia, no quiso verlo, o no supo) que llegaría al final a lo que ha llegado.

En zonas cercanas a mi vivienda habitual, se llegaron a construir en poco tiempo 25.000 viviendas nuevas, en una zona con un crecimiento razonable, pero que de ninguna forma podía “comprar” esa enorme oferta.

Esa herencia la recibió Zapatero, que no quiso, o no supo ponerle fin a ese despropósito, y siguió apostando a lo mismo.

Eso y su empeño en negar una crisis que ya daba sus primeros latidos bajo su mandato, no ayudo a tomar las medidas necesarias.

Después llego Rajoy, ese presidente que poca gente ha visto desde que llego a la Moncloa, y que traía debajo del brazo la solución inmediata a todos nuestros problemas.

Nos sacaría de las escandalosas cifras de paro, activaría los motores económicos de España, ayudaría a los emprendedores, terminaría con la precariedad en todos los sentidos, no nos subiría los impuestos, mejoraría nuestra imagen en el exterior, y todo iría como la seda…

El tiempo, confirmó lo que todos los especialistas sabían.

El sistema se hizo insostenible, las bancos cargados de ladrillos, las familias endeudadas, caída del consumo, aumento del paro, números rojos en la banca, menor solvencia del país.

Mientras tanto, los políticos de turno, anclados en la grandeza que da la bonanza económica, gastando (y muchos, muchísimos, robando) a manos llenas.

No es criticable que un político, endeude su ayuntamiento o su comunidad para garantizar el bienestar y los servicios sociales de sus ciudadanos, pero errores del tipo, “vamos a poner un aeropuerto aquí, que el vecino ya lo tiene”, o “el ave, que pare en la puerta de nuestra casa” no benefician a nadie, y perjudican al estado en general.

Si unimos los altísimos niveles de corrupción que nos rodea, (dicen que un político de cada cinco del PP esta incurso en algún caso de corrupción, y probablemente sea un de cada cinco de cualquier clase política) pues tenemos un país en la ruina, y donde los privilegios y chapuzas de las administraciones de turno prevalecen por encima del bien de los ciudadanos.

Casos como el del Presidente del CGPJ Carlos Divar, que no será delito, pero es, además de injusto, socialmente inaceptable, casos como los ejecutivos de banca retirados con indemnizaciones millonarias, casos como el enjuiciamiento del Garzón o la libertad de Correa (auque sea provisional), casos como la negativa persistente del gobierno (y en parte de la oposición) a que se investiguen los casos escandalosos que se están dando en la banca, la administración  y en el sector publico, la implicación de la Casa Real en asuntos turbios, y muchos más, unidos a la postura altiva y orgullosa de un Presidente que ya no lo es de los españoles, las mentiras constantes del mismo y de sus ministros, la afirmación permanente y altiva de que “saben lo que hacen”, el echar balones fuera y decir que la culpa de lo que nos pasa la tienen otros, cambiar el lenguaje y no llamar a las cosas por su nombre, mantener un gobierno de pacotilla que es hoy por hoy el hazmerreír de Europa cuando no del resto del mundo, decir hoy una cosa y mañana todo lo contrario, negar la información a los ciudadanos, perder el tiempo (y el dinero) en debates inútiles e imposibles, hacen que esto cada día vaya a peor.

No recuerdo, en lo que llevamos de democracia, tanto malestar social, tanta incomodad en las calles, tanta “revolución” popular, tanta protesta ni tanto descontento.

Las cifras de paro: desmesuradas. La educación: tercermundista. La sanidad: elitista. Los desahucios: todos los días. Los bancos: en peligro de quiebra…

A nuestros políticos les falta algo que no se como definir. ¿Honorabilidad?, ¿Sensatez?, ¿Cordura?, ¿Conocimiento?, ¿Pisar el suelo?...

Vivimos unos momentos como para hablar de unidad nacional, pero si no son capaces… lo lógico, es dar la voz al Pueblo.

Que sea el Pueblo el que marque el rumbo que debe tomar este país, y no unos representantes que ya no nos representan. Ni el gobierno está gobernando para sus ciudadanos, ni la oposición esta “oponiéndose” a la forma aberrante de gobernar de los de turno.

Hoy, la bolsa a niveles de hace años, la prima de riesgo en niveles donde ya no llega la cuerda que la amarra al suelo, la rentabilidad del bono a diez años como nunca de alta, una línea de crédito multimillonaria para los bancos (garantizada por el gobierno) que terminaremos pagando todos…

Renovemos nuestra democracia, para el pueblo y desde el pueblo.

Están provocando, (y no hablo de estos, hablo de todos, unos por activa y otros por pasiva) con nuestros votos, el peor de los escenarios posibles. España, no está al borde del abismo. España se ha despeñado…

Jose Ramiro, bloguero

lunes, 11 de junio de 2012

Día triste, muy triste.

Hace unos quince días dije que antes del viernes 8 de junio Europa nos rescataría.

Me equivoqué por un día.

No es que yo sea adivino, “arte” en el que no creo, es que las pistas que nos han estado dando durante este tiempo y antes apuntaban a ello.

El gobierno, dice que no es un rescate. Europa dice que si.

El gobierno dice que no tendrá costo. Europa dice que si.

El gobierno dice que no hay condicionantes. Europa dice que si.

El gobierno dice que es un préstamo en condiciones inmejorables para la banca. En realidad, Europa dice que es un préstamo al gobierno para que lo gestione a través de FROB, o lo que es lo mismo, es una intervención directa de Europa en la economía española.

María dolores de Cospedal, dice que no hay ningún tipo de incertidumbre sobre nuestra economía. Es cierto. En Europa hace ya tiempo que el rescate de la misma se veía como inevitable.

La Ministra de Empleo, Fátima Bañez, que por cierto no ha estado empleada en su vida, se dedica a jugar al 'Bubble Shooter', eso si echando la culpa a una travesura infantil, mientras España es “ayudada”. Supongo, que tras sus rezos a la Virgen del Rocío, estaría esperando el milagro de que no se produjera.

El ministro de economía, que cree que nos hemos caído de su apellido, actuando como una marioneta del Eurogrupo, e influenciado por las consignas de su partido de negar lo evidente, dice que de rescate nada. Es una ayuda blanda de Europa a nuestros bancos. Pobrecitos…

Rajoy, después de estar desaparecido mientras esto se fraguaba, hoy nos cuenta lo que ha sido, sin duda, el gran éxito de su gobierno: Conseguir que Europa nos de dinero a cambio de nada. El y solo el lo ha conseguido y no sabe porqué nadie lo ha hecho antes.

Se nos presenta como el gran salvador, y nos cuenta que todo esto estaba en sus planes

Lo peor es que piensa que nos lo vamos a creer.

No recuerda lo que han estado contándonos, siempre desde la falsedad  la mentira desde que llegaron al gobierno e incluso antes.

La prensa internacional se cachondea abiertamente de nuestro gobierno y se oye en todo el mundo con referencia al mismo. “tu lo llamas tomate, yo lo llamo rescate”

Es una intervención en toda regla. Nos prestan el equivalente al 10% de nuestro PIB con la clara intención de recuperar ese dinero y sus intereses.

Tendrá condiciones y exigencias.

A no mucho tardar, viviremos nuevos y dolorosos recortes sociales, perderemos derechos, nos subirán los impuestos y bajaran los salarios, habrá mas paro, y mas desesperación, nos jubilaremos unos años más tarde, y nuestras pensiones estarán retocadas. Mermaran nuestras capacidades de gasto y eso conllevara regulaciones de empleo y despidos, baratos con sus nuevas leyes, pero despidos.

Este punto de vista, como el que expresaba en cuanto al rescate, no es negativismo. Es realismo.

El tiempo quitará o dará la razón a los que pensamos así.

El Presidente, se ha ido a Polonia a ver el partido de la selección después de dar una rueda de prensa en la que más que aclarar la situación, como siempre, la ha enturbiado un poco más.

Allí, durante el descanso del partido, le ha explicado lo que esta ocurriendo al Primer Ministro polaco. Supongo, que allí, donde no se juega votos, si habrá hablado de rescate, sin ambigüedades, llamando a las cosas por su nombre y no como nos tiene acostumbrados aquí, donde ciertas palabras están prohibidas en el argot político del gobierno.

Hoy, por más que nos lo quieran vender de otra forma, es un día triste para España, como lo fue para Irlanda, Portugal o Grecia cuando esto, o algo parecido les ocurrió.

Hoy somos un poco menos soberanos, y estamos bastante más endeudados.

Hoy, hemos condenado el futuro del país y de nuestros descendientes a las necesidades y caprichos de Europa.

Hoy, en vez de ser más españoles y europeos, nos acercamos más al tercermundismo de África.

Día triste, muy triste.

Nos lo quieren vender como éxito, y es el más rotundo de los fracasos.

José Ramiro, Bloguero

miércoles, 6 de junio de 2012

Salvaremos España. Los españoles

Ayer, va el ministro Montoro y dice que España no es capaz de aguantar su deuda.

Mariano Rajoy, según parece, aboga ya por que Europa nos conceda fondos para reflotar los bancos.

Mientras tanto, Soraya Sáenz de Santamaría, dice que los inversores vuelven a confiar en España.

¿Cual de ellos miente, de nuevo, de forma absoluta y  premeditada?

La prima de riesgo sigue por encima de los quinientos puntos básicos, lo cual no dice mucho de la confianza de los inversores.

Es cierto, que el índice del riesgo país no depende al cien por cien de la economía española, y que una subida de confianza en el mercado alemán, igualmente hace que la prima se dispare, ya que lo que mide es el diferencial con respecto a ese país.

No obstante, sin dar mayor importancia a los indicadores económicos, y analizando solo las sensaciones del pueblo, España, por el contrario de lo que nos van contando, va mal, muy mal.

Si le preguntamos a un ciudadano pesimista nos dirá que esto no puede estar peor, y si se lo preguntamos a un optimista, nos dirá que esto todavía puede ir a peor.

El riesgo de intervención de las autoridades europeas en el gobierno económico de España es cierto y muy cierto.

Puede que no sea un rescate al uso, puede que no lo quieran llamar intervención, pero si nos prestan dinero para “aguantar” el país, seguro que va a ser con condiciones, y muy duras.

Los que nos presten el dinero, sea fondo de rescate, préstamo del BCE o cualquier otra formula la elegida, van a querer garantizarse la devolución del mismo y sus intereses, y eso lo van a conseguir reduciendo, o como le llamamos aquí “recortando” prestaciones (derechos, que no privilegios) sociales y, en general, las economías domesticas.

Subirá el IVA, aumentara la edad de jubilación, se favorecerá el despido más si aun cabe, se aumentaran los impuestos directos e indirectos, bajaran los salarios, se recortaran derechos allá donde los haya…

En fin, que efectivamente, salvaremos España, terminaremos pagando nuestras deudas, y, a empezar de nuevo. Todo a costa de los ciudadanos

Siempre pagan los mismos. Justos por Pecadores.

Niveles de pobreza en España similares a 1936, hambre. Mientras tanto, nuestros políticos  y los ejecutivos de las empresas causantes de esta situación gozan de sueldos más que generosos. Se retiran con pensiones millonarias. Participan de fondos de inversión seguros. Juegan con nuestro dinero…

La justicia, cierra los ojos ante la corrupción, y el gobierno indulta a los criminales. El estado se convierte en una lavadora de alto rendimiento para sacar, limpio, limpio, el dinero negro al mercado.

Los ciudadanos, religiosamente cumpliendo con hacienda, las iglesias, todas, sin pagar impuestos.

Patrimonios inmensos en manos de pocos. Los que deberían administrar la justicia, incumpliéndola y cerrando los ojos.

Los gobernantes escondiéndose de causas penales y negándose a dar explicaciones, parlamentarias y judiciales. Políticos imputados por corrupción o prevaricación. La Casa Real mezclada en asuntos turbios y El Club Bilderberg, eso si, en secreto, decidiendo sobre nuestro futuro.

Las grandes compañías y fondos de inversión juegan con el capital, tanto humano como económico de los países.

Si en algún sitio se esconde la verdadera maldad, es en esta situación, donde los que tienen, sin ningún tipo de escrúpulos, Siendo conocedores del daño que hacen, juegan con las vidas y pertenencias de los que no tienen. Es MALDAD, con mayúsculas.

La pasividad de un pueblo, que es capaz de elegir “Toros, contra Empleo”, que no acude a manifestaciones sociales en reclamación de lo que es suyo, pero va de forma masiva a un encuentro de futbol, que no protesta, que esta asustado y prefiere no moverse, ayuda a estos desalmados a continuar con esta especie de desahucio social al que nos están sometiendo..

Esto es el “Nuevo Orden Mundial” al que estamos abocados. Todo en manos de unos pocos. Injusticia social.

No lo quiero.

No creo en el destino, pero hay quien intenta regirlo…

José Ramiro, bloguero

viernes, 1 de junio de 2012

La “energía oscura”


La “energía oscura”

España, tradicionalmente, ha vivido con una fuerza motriz que nunca ha estado basada en la industria, sector absolutamente secundario en nuestra economía, como lo demuestra que el “pinchazo” de la burbuja inmobiliaria haya disparado las cifras de desempleo a porcentajes elevadísimos.

Hoy, el turismo, que ha sido nuestro “modus vivendi”, junto con el ladrillo, durante décadas, también merma sus cifras. El caos económico que revuelve el mundo hace que la gente viaje menos. Se puede ver en las cifras de ocupación hotelera y en las previsiones para la temporada alta.

¿Por qué el país no colapsa, con cifras de paro escandalosas, que suponen que algo más de uno de cada cuatro españoles no trabaja?. ¿Por qué, si hay multitud de familias en las que todos sus miembros están en paro, no hay una verdadera revolución? ¿Qué hace que España sea un país relativamente tranquilo socialmente?

Si analizamos con detalle la situación actual, hay cosas que no están claras.

Es verdad, que la gente, en términos generales lo esta pasando mal. Es verdad que no se pega un ladrillo y que el turismo ha bajado. Es verdad que las medidas coercitivas con respecto al consumo aplicadas por el gobierno no favorecen el movimiento económico.

Sin embargo, proliferan los bares de copas, los restaurantes, las zonas de ocio, los desplazamientos masivos durante los puentes vacacionales…El Rocío mueve a medio millón de personas, las ferias se llenan, la Semana Santa mueve a media España…
Suben un impuesto como el IRPF y todo sigue funcionando, con caídas inferiores a las esperadas…

¿Como es posible en un momento económico como el que vivimos?

Hay un motor económico, desconocido, oculto que hace que el país siga en marcha. Es la economía sumergida.

Cientos de familias viven de ella. Trabajan en puestos no declarados.

En ese submundo oculto, no hay contratos, ni convenios, ni se pagan impuestos. No existe la seguridad laboral y no penetran en el los sindicatos. Los convenios no existen y si las conveniencias de las empresas irregulares. Se bordea el esclavismo con jornadas maratonianas a cambio de algunos euros. Se trabaja a destajo con semanas de siete días. No hay centros de trabajo declarados. Las producciones se blanquean en un país donde la pregunta de ¿Con IVA o sin IVA? Es casi de rutina en una gran mayoría de negocios y donde los grandes mercaderes se nutren de esa mano de obra barata y oscura.

Ese es el gran motor económico que hoy sustenta el país.

Si desde los entes gobernantes se persiguiera de verdad esta economía sumergida, probablemente afloraría tal cantidad de dinero que la crisis seria de otros, no nuestra.

No podremos culpabilizar al trabajador sometido a estas estrategias de ocultación. De algo hay que comer. Pero si deberíamos perseguir a los “empresarios sumergidos”, que se aprovechan de esa mano de obra sin derechos para enriquecerse de forma ilícita.

Un sistema de inspección ágil y eficaz, sacaría a flote grandes capitales, y rebajaría la tensión de ”los mercados”.

A veces, pienso que el gobierno, sea el que sea, no tiene interés en destapar esta economía, ya que temen que desaparezca, y empeore la situación. Pero si se trajera a la luz esa fuerza motriz, terminaría en manos de empresas serias y decentes, se pagarían todos los impuestos y se generarían puestos de trabajo de acorde a una demanda, que de hecho sigue existiendo.

En vez de “indultos fiscales”, que no conseguirán “blanquear mas allá del 10% del dinero negro, habría que “fiscalizar la fuerza oscura”. Tendría esto un gran rendimiento económico para el país. Y sobre todo, normalizaría la situación laboral de muchos españoles que, vía necesidad, han terminado escondiéndose para trabajar y seguir viviendo.

Los trabajadores de esa economía no son culpables de nada. Es la situación y el carácter desalmado y delictivo de algunos (muchos) “empresarios” los que son culpables. Muy culpables.

José Ramiro, bloguero